De paseo por las Américas

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - De paseo por las AméricasLa Musgaña
Felton (California, EEUU), Don Quixote’s Restaurant
7 de febrero de 2007

Disfrutar de la actuación de un buen grupo internacional siempre es interesante y todo un descubrimiento para la audiencia local, pues se agradece tropezar con algo nuevo. Pero cuando esa banda que toca en tierras extranjeras viene de tu terruño y, como ellos, tú eres un viajero de paso, la perspectiva cambia, las sensaciones se transforman y la experiencia puede convertirse en algo muy intenso. Y si esos músicos son los de La Musgaña, tocan sobre el escenario de una pequeña sala de conciertos, a la vez que restaurante, con el apelativo de Don Quixote y la ubicación geográfica nos sitúa en California, la noche puede convertirse en algo mágico. A pesar de la intensa lluvia del exterior. Esa conjunción de factores es la que se produjo el 7 de febrero en el mencionado local de Felton, una localidad rodeada de bosques verdaderamente bellos, muy cerca de la costera Santa Cruz, a medio camino entre San Francisco y Monterrey, un lugar de culto para el movimiento hippy de los años setenta.


Los castellanos, aquí españoles, de La Musgaña cerraban una gira de tres semanas que les ha llevado por diferentes estados norteamericanos (desde Massachusetts hasta New York, pasando por Georgia, Minnesota, Nebraska, Illinois y California), ofreciendo dos decenas de conciertos ante diferentes audiencias, casi todas amigas y expectantes a la hora de disfrutar con su música, tras ocho años sin tocar por estas latitudes. Las actuaciones, realizadas en espacios pequeños, ideales para una mayor conexión entre público y músicos, siempre han contado con una excelente afluencia de público. En algún lugar que hicieron sentir respeto a los cuatro músicos, como por ejemplo el conocido The Kennedy Center de Washington, la formación tuvo un éxito con mayúsculas. Los más interesados pueden disfrutar de la grabación de ese concierto a través de la página web www.kennedy-center.org.


En Don Quixote, antes de comenzar la actuación, La Musgaña ya se sentía satisfecha de haber cumplido con la labor bien hecha, sabiendo que empezaba la fiesta de despedida y que se volvía para casa. Y así fue. Con estilo futbolero, en dos partes de cuarenta y cinco minutos, los cuatro músicos empezaron a mover el balón al primer toque. Con temple, a la hora prevista (eso significa tempranito, como suele ser habitual en las veladas norteamericanas), La Musgaña se subió al pequeño escenario del restaurante ante unas doscientas personas e hizo lo que mejor sabe hacer. Así sonaron Picao, Chañe, Rueda, Toque de teatro y otros temas ya clásicos de su discografía. Serios, concentrados y bien puestos en lo suyo, antes del descanso los músicos ya se habían hecho con el respetable con gracia y desparpajo. Las simpáticas explicaciones en inglés de Jaime Muñoz a propósito de los temas, las bromas entre los componentes y cierto desenfado, al sentirse libres y a gusto, ayudaron a que la música fluyera como si fuese lo más sencillo del mundo. Tras el receso que los músicos aprovecharon para conversar con viejos amigos, espectadores satisfechos de descubrir su música y algún español perdido por las Américas, la segunda parte comenzó con Frejón, Pinariega, Pindongos y otras canciones de Temas profanos (Lubicán Records / Karonte, 2003). El concierto se cerró con un único bis de dos temas, ya que la audiencia yankee, bastante acomodada y entrada en años, no suele ser demasiado exigente cuando se trata de pedir más y acostumbra a dar descanso a los músicos para así volver pronto a casa.

 

Al día siguiente el grupo volvió a España sabiendo que en agosto volverá a cruzar el charco para actuar en Canadá y en octubre repetirá tanda de conciertos en Estados Unidos. Además, Carlos Beceiro y Jaime Muñoz también explicaron que se están planteando editar un disco para el mercado norteamericano con el material que han grabado en estas actuaciones. Otras posibilidades pasan por la posible publicación de un disco para conmemorar los veinte años del grupo, en el que se incluirían nuevas versiones de sus temas ya conocidos. Mientras uno de sus componentes originales, Quique Almendros, se recupera lentamente del derrame cerebral que sufrió en 2004, La Musgaña sigue adelante con la actual formación y con muy buenos resultados. Además de Muñoz y Beceiro, el violín de Diego Galaz y el acordeón de Jorge Arribas dan un toque de frescura y de aires nuevos a esa música que surge de los corazones de la tierra. Para terminar vuelvo a lo que decía al principio. Para un desterrado temporal, encontrarse por estas tierras con un excelente grupo de casa supone la oportunidad de sentir algo próximo y cercano que eriza la piel. La distancia física con el hogar ofrece quizás el momento verdadero en el que uno puede apreciar de forma más explicita cuáles son sus propios orígenes y entender cómo esos sonidos que acarician de manera especial tu interior forman parte de todo eso que llevamos encima y que algunos denominaron cultura. // Antonio Álvarez