Cristian de Moret & Pablo Prada
SFB El Dorado. Sandaru 12 de enero de 2023
Si cerraban el año con el arriesgado baile de La Piñona y el cante de El Mati, no iban a ser menos para empezar este 2023 en la SFB El Dorado. Apostaban (con acierto total) de nuevo por la “modernidad”. Ahora con el cantaor Cristian de Moret (Huelva 1988) De familia de artistas, padre guitarrista, madre cantaora y con un abuelo multi-instrumentista, Cristian de Moret con nueve años ya ganaba concursos de cante. A los 18 estudia Flamencología en Córdoba y también jazz.
Hacía un par de años que lo había escuchado en El Pumarejo pero por culpa del sonido fue un concierto que no me convenció. Ahora en la Sandaru (con el buen sonido asegurado) se presentaba con el bajista (de seis cuerdas) Pablo Prada (Sevilla 1977) y él mismo a la voz, guitarra eléctrica y teclados.
De Moret tiene dos discos en el mercado, Supernova (2021) y el reciente Caballo Rojo, que se podían adquirir en vinilo a la salida del concierto. Empezó por guajiras con el tema que da nombre a este segundo trabajo. Caballo Rojo y terminó la tarde por milongas, la dos únicas incursiones en cantes que miran hacia Occidente, el resto del concierto miró mucho más hacia Oriente. O al menos a un servidor le dio la sensación que este músico sigue percibiendo con claridad esos aromas “orientales y árabes” que tan bien le sientan a algunos cantes. Si compraste el disco de Supernova ya lo habrás notado en esa versión de En el lago de Triana. Pero volvamos al concierto. De Moret no tiene una voz potente pero sabe lo que canta y sobre todo sabe lo que quiere transmitir, tanto con el cante como con sus instrumentos. Desde estas primeras guajiras quedó claro que había que estar muy atento a esos juegos de guitarra. Siguieron por tangos con El Pañuelo (tema que abre Supernova) y que huele a ese aire del otro lado del Mediterráneo que te comentaba. Aquí el trabajo del bajo de Prada es esencial. Con la letrilla de los famosos Tangos de Granada se vino arriba y nosotros con él. Seguimos en su primer disco y en Granada con la granaina Geometría Sagrada que refuerza la idea morisca de la portada. Aprovechó De Moret para resaltar la importancia de esa cultura árabe en el flamenco. Empezó con una debla, introducida por una guitarra muy psicodélica y siguió por granaina. Y la guitarra eléctrica en esa granaina me pareció uno de los momentos más bonitos de la tarde. Estamos acostumbrados a falsetas elegantes de la guitarra en la granaina, pero con la eléctrica no es pan de cada día. Se fue a su tierra, comentó que era “choquero”, aunque su padre había nacido en Badalona. Y explicó que este tema, Supernova, es el que mejor demuestra su gusto por el blues y el flamenco (sus dos influencias) y la verdad es que para un servidor fue como si los Smash y Triana hubiesen vuelto a la actualidad. Si en la guitarra, el flamenco de De Moret es muy cautivador, en el momento en que se acerca a los teclados y con el apoyo de Prada, sale un sonido negro espeso que te enamora al instante ¡genial! Funky flamenco o viceversa, ¡qué más da! se fueron a Málaga para hacer unos cantes por verdiales (con sonido nocturno) rematados por bulerías y fandangos de Huelva. El tema es Pájaros y también está en el primer disco. El hecho de empalmar tres estilos como hace este hombre, solo es posible si conoces muy bien dónde estás en cada momento y sólo así estas seguro para llevarlos a dónde tú quieras. El cambio guitarrero hacia las bulerías muy divertido, de nuevo el apoyo de Prada esencial para conseguirlo.
Quiso dedicar a sus amigos de Barcelona y a los aficionados al cante jondo una soleá de Tomas Pavón (una parte) y la otra del Carbonerillo. Empezó con una percusión (en el bajo) y unos punteos de guitarra (no lo iba a poner fácil) la voz (poca pero centrada) se fue acercando sin duda alguna a los Pavón. La guitarra siguió buceando por las costas mediterráneas y el bajo jugaba entre percusión y líneas negras. Sin duda alguna fue el tema que mejor cantó. Creo que es un cantaor que necesita calentar y lanzarse, sin reparo y entonces gana mucho. Siguió con Meteoro, un cante de trilla que cantaba su abuelo, lo inició con un solo de teclado, que le daba un aire popero, es curioso como el cante más primitivo puede pasar a ser el más moderno. No podía faltar el tema que le dio fama en las redes sociales, su famosa versión de La leyenda del Tiempo, seguro que ya la has escuchado y demostró que se puede seguir siendo camaroniano, ahora y siempre. Si la canción ya se salió en su día de los cánones flamencos, imagínate en manos de estos dos. Riffs psicodélicos, línea funky, y al mismo tiempo respeto a José Monje, invitó al respetable a cantar el estribillo, pero la gente que acudimos a la Sandaru no somos demasiado atrevidos. Para el final una sorpresa, una milonga que se fue fundiendo con la cumbia, incluso con juego de luces “discotequeras” acercándose a aquella Colombiana de El Niño de Elche. Si hubiese sido otra sala y otro público ¡la que se hubiese liado. Conste en acta que no quiero cambiar el público, ¡Dios me libre! Solo constato realidades. + info | relacionados |Fotografías : Ana Palma