Coque Malla canta a Rubén Blades
Coque Malla
Café Central, Madrid. Del 4 al 10 de junio de 2012
Rubén Blades, ¡presente!
Con esta palabras, en una adaptación de la letra con la que finaliza la canción Plástico acababa el concierto de la noche del jueves de Coque Malla en el Café Central de Madrid. Un tema clave con el que empieza uno de los mejores álbumes de la historia de la salsa, Siembra, compuesto por el maestro Rubén Blades con su compadre por entonces, el cantante y trombonista Willie Colón, y con el que Coque Malla finaliza su particular homenaje ya no a un estilo, pues en todas las entrevistas el artista madrileño reconoce no ser un reputado conocedor de la salsa, pero sí, de las historias que en cada canción ha sabido contar como nadie el panameño, Rubén Blades.
El concierto empezaba puntual en una de los locales más reputados de jazz de la ciudad, el Café Central. Un local que se quedaba pequeño para la cantidad de gente que estaba y que por otro lado, por su fisonomía de local de jazz, no permitía el baile. No por ello impidió que el público más entregado soltase algún paso y que los que estaban sentados moviesen su cabeza al son de la música.
Como no, todo empezó con El cantante, una canción que Rubén Blades dedicó en su momento a la voz, Héctor Lavoe, y que en esta ocasión Coque Malla recuperó para rendir un homenaje de vuelta desde un cantante a su compositor. A partir de ahí, después de mostrar su admiración por el gran letrista panameño, después de resumir lo que desde hace muchos años le encandila de este artista, como su historias o su canto a la esperanza, ha repasado su larga trayectoria.
Coque Malla ha arriesgado, y ha ganado. Lejos de quedarse en un repaso superficial por las canciones más conocidas del repertorio del panameño, ha buceado y rescatado temas, sabiendo leer e interpretar las canciones a la perfección, seleccionando para esta maratón de conciertos que se prolongará hasta el domingo, canciones de lo más variado de la larga trayectoria del letrista por excelencia de la salsa.
Con esa estética salsera pura que une lo neoyorkino con lo latino, en algunos momentos parecía estar en el Cheetah, aquel local de Nueva York en el que la salsa se dio a conocer al mundo. Con Buscando Guayaba y Pablo Pueblo acabó el primer round, siendo esta última una de las canciones preferidas del madrileño por resumir a la perfección todo lo que significa para él Rubén Blades: un artista comprometido, un músico del pueblo, un contador de historias, panameño, abogado… sin olvidarse de advertir al público que tuviesen cuidado de no sentirse demasiado identificados con los personajes de las canciones.
A la vuelta del descanso, Juan Pachanga, con exhibición de la banda que le acompañaba anoche y que merecerían un artículo a parte por el curriculum y la calidad individual y colectiva de cada uno de los que la componían. Un piano, dos trombones, conga, timbales y el contrabajo de Pablo Navarro, uno de los culpables de que esta sorpresa que nos ha dado la vida pudiese suceder.
Para finalizar el show, Patria, un tema nada fácil en el repertorio del panameño; Ligia Lena, con una letra que casi parecería escrita por un rockero como Coque Malla, en la que cuenta la historia de una niña bien, enamorada de un pobre trompetista; el mítico Pedro Navaja, y para finalizar, Plástico, en esa ácida crítica de la sociedad de consumo, que tan bien ha sabido leer y contar desde hace muchos años, Coque Malla. ¿O quería decir Rubén Blades? www.cafecentralmadrid.com | Sr. Berro