Clunia

Clunia
“5”

Xingra / Karonte, 2009

Clunia, que comparten onomástica con un antiguo asentamiento romano de la provincia de Burgos, no se pueden jactar de ser demasiado prolíficos en el estudio de grabación. Nacidos tres décadas atrás, y considerados la primera formación de jazz gallega, apenas han parido cinco discos. Y han necesitado casi catorce años para relevar al que fuera su último álbum, Carpe Diem (1995). Pero la sequía editorial no va en detrimento de la deliciosa factura que se traen entre manos. No obstante dieron uno de sus primeros bolos en el Festival de Jazz de A Coruña junto a Wynton Marsalis y actuaron como banda de la cantante portuguesa Maria João. Incluso el malogrado Tete Montoliú alabó sus magníficas dotes.

En el ahora quinteto (primeramente nacieron como un trío) militan las inquietas cabezas de Baldo Martínez y Nani García. El primero es un contrabajista de abultada trayectoria (Proyecto Miño, Triez o Iberia Trio, este último un proyecto del pianista alemán Joachin Kühn). El segundo es un pianista y compositor que ha firmado música para obras dramáticas (Aventuras e desventuras dunha espiña de toxo chamada Berenguela) y el celuloide (A casa da luz, De profundis, De bares o Pradolongo entre muchos otros largometrajes y cortometrajes).

Arropados por las baquetas de Fernando Llorca (Outeiro, Thomas Chapin Quartet, Andrezj Olejniczak), los saxos de Roberto Somoza (Uxía, Pablo Abraira, Bennie Green) y la trompeta de Matthew Simon (Miguel Ríos Big Band, Ibrahim Ferrer y Buena Vista Social Club entre otras mil batallas) gestan siete canciones de espíritu libre por las que planean tanto ecos de post-bop (Boetius) como de expresionismo (Round about F). En Caminando tiran de una balada cósmica en la que se intuye la sombra del John Coltrane más espiritual. Mientras que en los sinuosos y barrocos vericuetos del laberinto rítmico que tejen en Historias de aves el saxo de Roberto Somoza gasta la tónica vanguardista a la que acostumbra Steve Coleman, del mismo modo que ese lirismo ácrata que enarbolaba el genial Eric Dolphy. Entre todo el material de 5, una cátedra de jazz actual sin esclusas y que se antoja imprescindible para cualquier aficionado de pro, convendrían destacar los espectaculares solos de bajo y batería con los que se van de madre en Ao rededor do mundo. Simplemente arrebatadores. // Miguel Ángel Sánchez Gárate