Carola Ortiz: Spirala
Carola Ortiz
Spirala. Balaio Records, 2018.
A punto de ver la luz el nuevo disco de Carola Ortiz, Pecata Beata, me gustaría hablar del disco anterior, su segundo trabajo en solitario, Spirala, que publicó en 2018, después de su magnífico, Sirin, un arranque espectacular que, es posible, hizo que Spirala no fuera valorado, en su momento, tanto como se merecía.
Un trabajo que consta de once temas y que, según nos contaba ella misma, fue como una necesidad que surgió cuando viajó a la India en 2016, donde tocó algunos de los temas de Sírin y también de los que serían parte de Spirala —que eran, entonces, temas nuevos—, junto a músicos indios. En ese momento, después del fuerte impacto inicial de aquella experiencia, que le encantó, pensó que había encontrado aquello que toda su vida había estado buscando.
También, entonces, se enamoró de la cultura y de los músicos de aquel país, especialmente de Charu Hariharan, una artista que tocaba las percusiones y cantaba música clásica de la India, y con la que su relación musical posterior ha sido muy importante. El otro músico que la impactó absolutamente, fue Nishad Pandey, un guitarrista indio-australiano que tocaba free y música india, que también, como Charu Hariharan, está presente en este disco. La tercera artista que le causó esa admiración de la que hablamos, lo hizo a través del que es su gurú, Debhashish Bhattacharya, que al escuchar Flor de pluja, uno de los temas de Spirala, hizo dos cosas: la primera decirle que la canción correspondía a la escala india que era, justamente, devota a la lluvia —de aquí el título de la misma—; la segunda fue enseñársela a su hija, Anandi Bhattacharya, a la que le gustó tanto que le pidió a Carola Ortiz que se la dejara incluir en su nuevo disco, Joys Ablound, con el subtitulo de Rain Song, y que la grabación del tema la hicieran ellas dos juntas, como así fue. La intervención de Carola Ortiz, como cantante, clarinetista y compositora en el trabajo de Anandi Bhattacharya, fue muy bien acogida por la prensa internacional, lo que le ha abierto muchas puertas de la crítica de diversos paises.
Estas influencias hindúes en la persona de Carola Ortiz, musicales —e incluso más allá—, se reflejan en el disco Spirala, que paso a analizar.
Once temas, como decía antes, que dan comienzo con Shalishe, una canción que, para ella, como me comentaba, es un antecedente de la que es su sonoridad actual: profundamente mediterránea, con toques sefardís y de los Balcanes, con los que se arropa un poema —en este caso, escrito en catalán—. La voz y el clarinete, que ella misma toca, están presentes, así como el violoncelo de Sandrine Robilliard, una de sus acompañantes fijas, desde hace mucho. Para mí, una de las canciones más interesantes del disco. En ella se pueden ver las tres habilidades—sobresaliente en las tres— de Carola Ortiz: su voz —magnífica tanto en técnica, afinación y timbre, como en una personalidad interpretativa tan propia, que la hace destacar entre muchas otras que, a veces carecen de estas características—; su dominio del clarinete y del clarinete bajo —que la acompañan en la mayoría de sus grabaciones y directos—; y, finalmente, su faceta de compositora —temas llenos de sensibilidad, sobre unas melodías inspiradísimas.
En, Torno a enamorar-me de tu, el segundo corte del trabajo, se pueden corroborar todos estos aspectos qua acabo de destacar. Es una canción de amor donde la letra que es casi una llamada desesperada, suplicando —más que deseando—, la vuelta de la persona amada, contrasta con el ritmo alegre y desenfadado con que se acompaña.
De, Mirrors, el siguiente tema, nos explicaba, Carola Ortiz: “Es una canción antigua, una oda a la amistad que nació cuando vivía en Nueva York en 2014, y que viajó a la India, hasta grabarla en este disco. Influencia total de Joni Mitchell, con toques indios en la melodía y en las percusiones y con la voz de Charu. ¡El tema es un subidón¡”, concluía. Es la primera colaboración de Charu Hariharan, en el disco —con la letra en inglés, uno de los tres idiomas que ella utiliza en este trabajo—. Tanto en la percusión, como en los arreglos, se notan las influencias de la India de las que hablábamos.
Los temas más jazzísticos del trabajo son, Healing Love y Charlottenburg lake. Los hizo en una residencia artística, para componer, que hizo en Berlín, en 2017. En Healing love, es la guitarra de Nishad Pandey, la que toma el protagonismo, al principio, para acompañar a uno de los solos de clarinete de Carola Ortiz, más destacados de todo el disco.
Y precisamente con el clarinete, esta vez el clarinete bajo, comienza Charlottenburg Lake. Una introducción que, junto a las voces fantasiosas —como ella las define— que se oyen de fondo, los punteos de guitarra, y los arpegios sobre el arpa del piano y las evoluciones del mismo, confieren esa sensación acuática, que ella evoca, en esa visita que hace al lago de Charlottenburg, próximo a la ciudad donde creó el tema.
Entre estas dos canciones, una doble composición; una en forma de una breve introducción, Atlantis Dream; seguida de The Water song. No abandona el tema del agua, ni en el título de la pieza, ni en el tratamiento de la misma. Muchas de las influencias que decía ella que hay en el disco, se reflejan en este sueño acuático. El piano, con un magnífico Néstor Giménez, en el que volvemos a ver influencias de la música impresionista, centra el tema, con un final abocado a las percusiones.
El corte, ¿Y ahora qué?, es, según me explicaba la propia Carola Ortiz, una canción que le gustaba mucho tocar a Charu Hariharan. La compuso, también en Nueva York en 2014. Posiblemente, es donde brilla más, Nestor Giménez, el pianista que ella escogió para su disco para darle un toque más jazzístico a las composiciones, como se ve perfectamente en el solo que él interpreta aquí, alternando en el mismo con Juan Pablo Balcazar, el bajista también fijo entre los acompañantes de Carola Ortiz, desde hace mucho tiempo.
Hay un único tema instrumental en el trabajo, Reinassence, con un título relacionado con la anécdota que ella me explicaba: “Renaissence es una canción instrumental que fue saliendo en una jam con la Charu, en Suecia. Se llama así porque estuvimos a punto de sufrir, en primera persona, un atentado terrorista en Stockholm. Nos salvamos al no llegar a la estación, y nos sentimos como si hubiésemos vuelto a nacer. La idea del tema es de Charu.” Nuevamente el binomio Charu Hariharan–Carola Ortiz, funciona. Todos los acompañantes, demostrando la indiscutible calidad de cada uno, intervienen en esta excelente composición de influencias múltiples, con esa mezcla de estilos de los que ella nos hablaba al comentarnos la génesis del trabajo. Aquí reconocemos el Mediterráneo, los Balkanes, la India, ritmos que nos evocan al jazz, a las músicas populares… Para así, podernos sumergir de pleno en este renacimiento del que hablaba.
Con, Flor de pluja, a la que ya me he referido antes, acaba el disco. Una canción que ella escribió en un momento en el que estaba triste, porque justamente esa lluvia del título, le había impedido ir a ver a la cantante Maye Martín, que actuaba al aire libre en el
Yo la conocí un 16 de noviembre de 2016, acaba de hacer cuatro años. Desde entonces he ido siguiendo su carrera musical y la he visto actuar muchas veces, presentando sus trabajos o acompañada de otros artistas. Carola Ortiz es una artista muy prolífica en su música, y también muy generosa, con diferentes proyectos colectivos en los que ha estado implicada —Coetus, Moussakis—, duetos —Animal hits, con Juan Pablo Balcazar; Axis Orca, junto a Aurélien Landy Gana, que, olvidaba decirlo, es, junto a ella el productor de este Spirala; o al renacimiento, afortunado, del dúo con Edurne Arizu—, además del suyo personal que lidera, con el que nos ha dejado dos magníficos discos, así como algunas actuaciones memorables, y al que está dedicada plenamente en estos últimos tres años.
Spirala es un disco que me gusta muchísimo —como creo que se deduce de mis palabras anteriores—, de Carola Ortiz, una artista que no solo tiene una proyección futura clarísima, si no que es ya, sin duda, uno de los principales activos de la música del país. Ahora estoy a la espera de su nuevo trabajo, Pecata Beata, que se ha basado en poemas en lengua catalana, con el alma femenina como hilo conductor. Impaciente espera. + Info | Relacionados |Texto: Federico Francesch | Fotos: Noemí Elias, Federico Francesch| DESAFINADO RADIO | Escucha el programa de radio