Carmen París
Carmen París
L’Auditori, Barcelona
11 de junio de 2008
Carmen París eligió Barcelona para iniciar la gira de presentación de su tercer disco, InCubando, concebido tras una estancia de dos meses en Cuba en la que la cantante, pianista y compositora zaragozana se ha impregnado hasta la médula de los ritmos caribeños. El abundante público congregado en el Auditorio disfrutó de la generosidad que en todo momento derrochó la artista sobre un escenario tenuemente iluminado, convertido en la puerta de entrada de un bar, La Perla, que aguarda inquietante entre palmeras y luces de neón.
A través de una tupida cortina de percusiones cubanas se fueron abriendo paso la mayoría de los temas de InCubando. Destacó la muy acertada versión de 25 años, en la que la voz de David Angulo consiguió aplacar la ausencia del también zaragozano Juan Perro (alias del ex-Radio Futura Santiago Auserón) que es quien pone voz a este corte en el disco. Tampoco faltó De muy buen ver, un rap de ritmo lento en denuncia del sometimiento de las mujeres a la esclavitud de los patrones estéticos que dicta la sociedad actual, y que la cantante dedicó a Lola Flores, quien, con su ritmo y arte, considera como la precursora del rap en nuestro país. También sonó Para Aragón, canción que toma la letra de un poema de José Martí, padre del Partido Revolucionario Cubano, que estudió en la Universidad de Zaragoza y se enamoró de una zaragozana. Y así se sucedieron InCubando, Agua que ha de correr, Chufla dragón, Cabecita de alquiler o Cuerpo triste, entre otras.
Carmen París vive sus canciones y posee una capacidad extraordinaria de conectar con el público. Entre canción y canción relata anécdotas, disfruta con verdades irrefutables de la sabiduría de los abuelos, y caricaturiza, con afecto, la tradición popular aragonesa. La cantante estuvo acompañada por una banda a la que le cuesta, en ocasiones, casar los sonidos más electrificados de la guitarra con el excesivo protagonismo que cobra la sección rítmica, y en la que una mayor relevancia de las teclas aportaría, quizás, una mayor definición.
Uno de los platos fuertes de la noche llegó con los primeros bises del concierto, cuando París salió al escenario, sola, para interpretar al piano una inspiradísima versión del clásico de Joan Manuel Serrat, Mediterráneo. En este formato intimista, despojada de las percusiones y la alegría del caribe, la voz de la cantante gana en profundidad y se interna en recodos expresivos que parece contener en el resto del repertorio. Siguió la conocida Savia nueva del primer disco, Pa’ mi genio y, tras los aplausos, la banda salió una segunda vez para despedirse con una alegre interpretación de Brindis ante un público entregado // Héctor Calvo