Belén Bandera

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BAMBOO, Nature’s Calligraphy, Microscopi, 2023
Belén Bandera es una compositora, cantante y pianista de Premià de Mar y este ‘BAMBOO, Nature’s Calligraphy’ es su segundo disco, 17 canciones originales agrupadas en 6 paisajes sonoros para voz y ensamble orquestal de 21 instrumentos. 
Lo primero es que después de escuchar varias veces este maravilloso trabajo me reafirmo en considerar que ya tenemos una María Schneider en nuestro país. 
Esto son palabras muy grandes, ojalá algún día me acerque un poco a su figura. Schneider es una de mis mayores y predilectas influencias, la admiración y conexión que siento hacia su música y su persona no puedo describirlas con palabras. Ha sido un claro referente para mi desde que la descubrí y, lo que es mejor, tengo aún muchísimo por explorar y aprender de su música.
Conviertes composiciones/observaciones/reflexiones en una obra que se escucha de principio a fin con sensación de asistir a alguna ceremonia mágica. ¿Cómo viviste este proceso?

El proceso en si es una ceremonia mágica, por relatarlo entrañable, ¡ja, ja! Es un viaje, personal de gran introspección y consecuente exteriorización de las respuestas halladas; pasas por todos los estados existentes y por existir. Me ha transformado; y he cuidado mucho cada detalle del viaje sonoro y dicha experiencia, con la intención de que también transporte y transforme un poco a quien se aventure a escucharlo. Invito a adentrarse en el viaje sonoro en orden, escuchando de principio a fin todo el disco tal y como está propuesto, para así poder vivir la música en su máxima plenitud.

En la segunda Obertura, con Bover al piano, Mengual al contrabajo y Joe Smith a la batería (además del resto de músicos del ensamble), ya se advierte que el jazz va a estar presente…
No he premeditado ningún estilo concreto en el disco, permitiendo que cada paisaje sonoro naciera natural, sin juzgarlo en cuanto a estilo, únicamente teniendo claro que la creación estaba al servicio de la música, y viceversa. Supongo que es natural que desde fuera se intuyan pinceladas clásicas y jazz, pues me inicié en la música clásica y más tarde estudié jazz, es lógico y natural que ambas influencias vivan en mi sonoridad. La instrumentación está escogida con mimo y enamoramiento por sus texturas sonoras, sucediendo que hay instrumentos que normalmente son de bagaje clásico, como la trompa o las cuerdas, y otros que son claramente modernos, como la sección rítmica con guitarra eléctrica y batería…
Después viene el paisaje sonoro de los Arbres, Actos I y II; en el I me parece muy interesante el ejemplo que usas del micelio como estructura del mundo vegetal para comunicarse. Y aquí viene mi primera duda, cello o contrabajo con arco…
En el ‘Acte I’ tenemos al maravilloso cellista Marçal Ayats ofreciéndonos unos pasajes que a mi personalmente me ponen los pelos de punta, me llenan de emoción y me transportan a soñar. En el ‘Acte II’, el cuarteto de cuerda al completo y, en algunos pasajes, se les añade Mengual al contrabajo añadiendo profundidad.

La voces de Pablo Selnik (flautas) y Rita Payés (trombón) en ‘Arbre, Acte I’
Me gusta rodearme de amigos y familia, y ellos lo son para mi en muchos aspectos. Sus voces, sumadas a la mia, en servicio a representar a los distintos individuos que comparten y se comunican entre sí en estos pasajes contrapuntísticos con letra.

En el ‘Arbre, Acte II’ introduce el tema Joe Smith a la batería con un ritmo que viene de…
Sí, tenemos este pulso de influencia afro al que se le suma el clarinete bajo (Pau Domènech) con unos efectos muy sugerentes. Una vez más, en cuanto a estilo o etiquetas, nació natural; oía el compás, dicha manera de caminar, crecer la música y desarrollarse. Es algo un tanto místico, es como si la música ya estuviera ahí, sólo tengo que prestar atención a todos sus detalles para descubrirla bien y escribirla, para materializarla en el mundo que habitamos.
Un poco africano, ancestral. 
Sí, tiene sentido, como concepto en servicio a la música, a esta creación de comunicación y conexión.
Después aparece ‘Bamboo, Ni besos ni dramas’. ¿Se nos ha colado una canción de pop o una melodía que se adapta como el bambú?
¡Ja, ja! Ambas cosas podrían ser; por un lado, nació la canción ‘Ni besos, ni dramas’ y, por otro, ‘Bamboo’ (toda la introducción y tema instrumental) con la filosofía del bambú –invierte mucho en enraizar para después brotar indómito y flexible para que el viento no lo tumbe–. La estructura musical (a nivel de compases) es irregular, como la vida misma, pero la sensación que transmite es de regularidad. La introducción simboliza, para mi, cómo el bambú construye con ímpetu sus raíces y, el consecuente tema (melodía interpretada por Òscar Latorre al fliscorno) cómo el bambú crece impetuoso e indómito.

‘The landscape of fear’ también tiene varios movimientos, el primero es ‘The Predator’ y me ha gustado mucho cómo relacionas el paisaje del miedo y el depredador con la pandemia que pasamos.  
Sí, justamente estaba leyendo sobre el fenómeno de la biología del paisaje del miedo durante la pandemia y me di cuenta de que podíamos aplicarlo también a los humanos en dicha situación. El fenómeno del paisaje del miedo trata de cómo el paisaje se altera físicamente como consecuencia directa del miedo inducido por la depredación de unas especies sobre otras: si los individuos de una especie herbívora que se alimenta de un prado tienen miedo a ser devorados, se reproducirán menos y comerán menos como consecuencia de dicho miedo, por lo tanto el prado se verá más verde y abundante; por el contrario, si se sienten menos amenazados, comerán y se reproducirán más y el prado será en gran medida devorado. Durante la pandemia, el paisaje urbano se vio alterado: las calles vacías, todo cerrado, ni un atisbo de vida; la naturaleza desbocándose, más verde, mayor presencia de animales en terrenos urbanos…
En estos cuatro movimientos, yo oía free jazz, clásica, lenguaje cinematográfico y al final como un desenlace…
La verdad es que no pienso en lo que va a resultar «etiquetando», no me gustan las etiquetas. Todo es música. Distribuí la creación de dichos movimientos al servicio de la historia que quería contar, y nacieron así por carácter de lo que debían transmitir. El segundo movimiento, por ejemplo, son los individuos de la especie depredada; el movimiento se inicia con dos individuos, se van añadiendo voces –como en los mejores tiempos de la especie, multiplicándose los individuos, sin miedo–, y luego van desapareciendo las voces –al ser depredadas–. El tercer movimiento ‘Trophos’, la cadena trófica, con reminiscencias texturales a nivel de instrumentación hacia el depredador con la base rítima y vientos, y hacia las especies depredadas con las cuerdas. Y en el cuarto y último movimiento, más filosófico, ‘Hic et nunc’, aquí y ahora, recordando la importancia de vivir cada instante.
‘El pou etern’, ¿es otra composición de las famosas 300? (durante 2021, Belén Bandera se dedicó a escribir una canción al día, como proyecto y reto compositivo)
Pues, justamente esta, no. ¡Ja, ja! Esta canción no estaba en el planteamiento inicial del disco, nació en el estudio: como primera toma de contacto con las cuerdas propuse una improvisación colectiva a partir de algunas pautas. Salió algo muy interesante pero que no casaba para nada con el concepto y línea general del disco; después se me ocurrió mezclarla junto con el motivo sonoro que actúa de hilo conductor (en los tracks 01, 10 y 17; inicio, durante el viaje y final), y así nació ‘el pou etern’, a modo de reminiscencia sonora.

Después viene ‘La Línea de Kármán’: en el primer movimiento, a la guitarra de Llombart se une la de Carla Motis; trabajas bastante con ambos, ¿no?
Sí, ambos son para mí casa y familia, esa familia que una escoge; y trabajo muchísimo con ambos: me hacía mucha ilusión que estuvieran los dos.

Sigues con el segundo movimiento, ‘Milonga de fuego’, folclore argentino…
Como vengo diciendo, en cuanto a estilos no lo premedité, nació natural. Todo son influencias de lo que escuchas y vives… la importancia en este movimiento fue primordialmente la letra.
Me preguntaba si cuando no cuentas con Bover en el piano, asumes tú el instrumento…
Últimamente tengo más ganas de cantar y reservarme el piano para la intimidad, para tocar cada día conmigo misma, para componer… en ocasiones hago algún bis sola a voz y acompañándome al piano. Admiro mucho la musicalidad de Bover, ya participó en mi primer disco y ha sido una de mis personas más cercanas: su sonoridad profunda y única es la que oigo cuando escribo mis composiciones. Los arreglos de este disco ya los escribí pensando en las sonoridades de la mayoría de los músicos que han participado, como si ya estuvieran tocando esta música.
Después viene ‘AEDES AEGYPTI’, ¿podrías explicar lo de los apareamientos de estos mosquitos?
Me resulta muy fascinante. En pinceladas muy generales, las alas de los mosquitos macho y hembra de esta especie vibran a una frecuencia de Hz distinta –produciendo por ende zumbidos, notas musicales, diferentes–; en el apareamiento modifican y elevan cada uno dichas frecuencias intentando encontrar la misma nota musical común y, de ser así, el apareamiento se consuma. ¡Es super bonito!

Para cerrar, ‘The end of the beginning’, unos susurros que te invitan a volver a empezar.
¡Me hace feliz que te inviten a volver a escuchar! Sí, es una obra con muchos detalles y en cada escucha se desvelan matices nuevos. Decidí el título de este último tema un poco como conclusión: termina el disco, pero tras el viaje sonoro vivido algo queda impregnado en ti y nuevos caminos se te desvelan, es el final de un nuevo principio que comienza. También lo sentí así a modo personal, con la realización y publicación del disco terminaba una etapa que daba comienzo a nuevos tiempos.

¿Alguna vez has podido tocarlo en directo con la mayoría de los músicos?
Tenemos un primer concierto presentación este próximo sábado 15 de julio en el festival ‘Nits de Veu’ de Premià de Mar, a sexteto junto a Santi de la Rubia, Jaume Llombart, Albert Bover, David Mengual, Joe Smith y yo misma. He adaptado el repertorio para una formación más pequeña y así poder presentarlo: si ya es difícil hoy en día realizar conciertos a dueto, imagínate con diecisiete músicos; pero la música puede interpretarse desde el formato más íntimo –a dueto–, y lo que sí pretendo es ir adaptando el repertorio a medida para cada concierto u ocasión, siendo siempre único, nuevo y muy fresco. Me resulta muy especial cuando cambias la música de contexto y estoy muy contenta con los resultados que estoy descubriendo: es como cerrar una puerta y abrir muchísimas ventanas; ganas en nuevos y muy ricos puntos de vista, diferentes, pero caminos nuevos a ser explorados. Pues mucha suerte con el bolo del 15. + info

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