Ángela Furquet
Ángela Furquet
De Sol a Son. Temps Record, 2014
«La tradició mal entesa/ El nostre cant dilapida/I en virtut de la puresa/ Acaba matan-lo en vida/ D’avorriment i tristesa” [La tradición mal comprendida/ Nuestro canto dilapida/ Y en virtud de la pureza/ Lo acaba matando en vida/ De aburrimiento y tristeza]» Así comienza el disco de Carles Dènia, L’home insomne, una reivindicación de que la tradición es algo vivo, algo que se va creando día a día, que hay que huir de la arqueología tradicional y darle una nueva vida. Una idea que Ángela Furquet escenifica en su trabajo De Sol a Son, una reinterpretación ―como ella explica― de: «Esta dura y monótona jornada en el campo, cuya duración dependía del recorrido del sol», definiendo su proyecto como: «Una reinterpretación de dichas atmósferas sonoras, utilizando como semilla los cantos originales de sus trabajadores», que nacían de la unión de esos cantos, muchas veces repetitivos con las atmosferas sonoras del campo hace más de cincuenta años. La tradición es viva y cambiante, ratifican los dos, la responsable del disco, Angela Furquet y el productor del mismo, Carles Dènia. Y esa idea común flota en todo el disco.
Diez son los cantos tradicionales que ella ha recogido para su trabajo, desde Galicia a las Canarias, pasando por Andalucía, Castilla, Extremadura, Mallorca, Catalunya y, especialmente, el Pais Valencià. Diez canciones a las que ella ha dado el tratamiento que en cada caso ha considerado el más adecuado, sin casarse con estilo ni fórmula concreta alguna, buscando aquellas atmósferas, nuevas atmósferas en una reinterpretación absolutamente brillante de esas canciones, que en un momento determinado se utilizaron, la mayoría, para aligerar la dureza del trabajo y que hoy nos sirven como recordatorio histórico, pero explicado con la perspectiva actual que nos da el tiempo transcurrido y la evolución de nuestra sociedad.
Empieza con una canción tradicional de Huelva, Mi arriero. Un canto de trilla en el que el ritmo marcaba el paso de los animales, al que ella, buscando las raíces, le ha dado un aire aflamencado, con aires de rumba y de son cubano, apoyada en la guitarra de Toni Porcar, la flauta de Valentín Murillo, el piano de Toni Saigi, el contrabajo de Miguel Ángel Cordero, la percusión de Aleix Tobías, y las magníficas voces de Judit Neddermann y Kathy Sey. Y cito a todos estos músicos, porque otro de los aciertos del disco es la elección de los artistas que la acompañan, una nómina de intérpretes de primerísima fila, todo un lujo.
Pauleta és l’ama, está dedicada a su abuela, su madre y su hermana. Un compendio de canciones de cuna tradicionales tanto de Valencia como de Alicante, unas canciones que cantaban, dice ella, las abuelas que se quedaban con todos los nietos mientras hombres y mujeres iban al campo a trabajar. Aquí ha optado por una versión en la que la voz es la protagonista, como una nana cantada al oído, con un ligero acompañamiento, en este caso de guitarra, contrabajo, percusión y piano, donde este último, nuevamente Toni Saigi, nos ofrece un solo lleno de sensibilidad, que se corresponde a los preciosos versos que Ángela Furquet va desgranando.
Cant de cantar es un cant de batre [canto de trilla] de Castellón, el único tema al que ella ha añadido unos versos. Un canto a su trabajo de cantar, nos dice, con el acompañamiento de la percusión, siempre Aleix Tobías, y el laúd árabe de Tóbal Rentero. Las músicas del Mediterráneo tienen una gran cantidad de elementos comunes, como se puede comprobar fácilmente, y esas similitudes son las que aprovecha la cantante para darle un aire absolutamente andalusí al tema, con protagonismo de percusiones y cuerdas acompañando a su canto que si bien empieza de forma suave, al encontrarse con los músicos se hace potente y firme.
Con De terrones y nostalgias nos trasladamos a Ávila, de donde procede este canto de arar en el que recupera la soledad del labriego en esos menesteres. Solo la guitarra de Pau Figueres, otro de los magníficos músicos que también interviene en el disco, nos trae esos recuerdos que de su amada tiene el labrador trabajando.
Ahora es Galicia la protagonista con A alegría da uva. Aquí, al estilo de las pandereteiras de aquellos lares, son las voces nuevamente de Judit Neddermann y Kathy Sey, y la ayuda de Sonia Rodríguez, las que acompañan a Ángela Furquet, con el apoyo fundamental de Aleix Tobias. Una demostración de fuerza con los elementos mínimos de la voz y de la percusión.
Llegamos a Mallorca con un cant de segar [canto de siega], Es blat i sa calor [el trigo y el calor], con una inspirada introducción de Miguel Ángel Cordero con el arco, acompañado por la guitarra de Toni Porcar, después el piano de Toni Saigi y finalmente la voz contenida y melodiosa de Ángela Furquet, para acabar todos ellos, con la ayuda de Aleix Tobias y su percusión, con un ritmo sincopado de aires jazzísticos donde nos regala un bonito scat la propia cantante.
Que trone, es el tema que más se acerca a la interpretación tradicional. Unos cants de batre de valencianos, en los que se acompaña solamente de Carles Dènia, alternándose ambos en la interpretación de cada una de las estrofas, llenas de ironía e incluso, algunas, con un algo de mala intención; siempre con un fondo de cascabeles, como los de las mulas que irían arando siguiendo las canciones, en la época que se interpretaban en el campo.
De moras y guindillas, nos vuelve a trasladar por la geografía peninsular, esta vez hasta Cáceres, con este canto de recolecta, al que han llenado de ritmo, con una letra llena de refranes que a ella, dice, le recuerda las conversaciones de su familia que presenciaba de pequeña. Unos divertidísimos coros en los que volvemos a encontrar a Judit Neddermann y Kathy Sey, van llevando el tema hacia aires entre africanos y latinos, pero con un toque de palmas y esencias andaluzas. Unas palmas a las que se añade el propio Carles Dènia, junto a los acompañantes más fijos del disco. Una de las canciones más alegres y divertidas del cedé.
Tras ella unes corrandes de sega de Barcelona, Llanto de sega [llanto de siega]. Son estas unas canciones de protesta de los segadores que conscientes que habían acabado su turno, veían como el capataz no paraba de hacerlos trabajar, y se quejaban con sus cantos. Aquí junto a la percusión y el contrabajo, se unen la guitarra, en este caso con Carles Dènia, y el violín de Lluna Aragón, la viola de Loli Nycz, y el chelo de Sandrine Robilliard, buscando esa sensación de leve desespero, y también enfado, de quien es explotado.
Con la Soledad y la molinera, un canto de moler canario, se cierra el disco. Vuelven los coros, junto al cuarteto base que la acompaña en casi todas las canciones. Unos coros que transmiten, paradójicamente, la soledad de la molinera ante su molino de mano, que hace girar y girar. Unas preciosas armonías vocales que se enmarcan en un ritmo muy sincopado con instrumentos eléctricos que nos llevan a los momentos más lejanos a la música tradicional más ortodoxa.
El brillante trabajo de Ángela Furquet se ha valorar desde diferentes puntos de vista. Primero, por la elección de los temas que, a través de una búsqueda por algunas de las publicaciones imprescindibles sobre el folclore de la Península, le ha llevado a escoger para el disco una variedad de temas, tanto por su función como por su localización geográfica, inmejorables para su intención de conseguir traernos una muestra de las canciones de trabajo que se cantaban de forma espontánea en las tareas del campo, como pretendía. Otra de las virtudes del cedé, es la de haber podido reunir a una nómina de músicos punteros en cada una de sus funciones, tanto en las voces como con sus instrumentos, siendo algunos referencia absoluta en su campo. Otro gran acierto es el de haber podido contar con Carles Dènia en la producción. «Yo siempre he sido hiper fan de él. Proponerle que me hiciera la producción del disco, que aceptara y que tratara con tanto cariño y tanto respeto mi música, la verdad es que lo pienso y aun me emociono un montón», nos explicaba con entusiasmo. Otro aspecto a tener en cuenta es todo el trabajo que ella ha hecho previo a la grabación: «Una decisión bastante intensa ―confesaba― tanto a nivel económico como energético, porque yo me lo he guisado y me lo he trabajado todo, pero ha sido uno de los mejores decisiones que he tomado, porque ha sido increíble». Tanto los músicos, con su aportación y su implicación, como la semana que pasaron en La Casa Murada trabajando, y especialmente el trabajo con Carles Dènia, eran los aspectos que nos destacaba.
Ángela Furquet es de aquellas artistas comprometidas con la música y con su trabajo, que extiende más allá de la interpretación, estando la docencia musical en dos de las escuelas superiores de música más importantes de Barcelona entre sus actividades. Nos decía: «Estudié jazz durante diez años y un día tuve una revelación: “¡No soy negra! ¡Ni americana! ¡Soc de Castelló de la Plana! ¡Y olé!”», y se planteó que porque estaba cantando jazz y empezó a cantar repertorio de la tradición ibérica. Ese fue el germen de este disco, un trabajo que ha situado a Ángela Furquet entre los músicos que son una referencia en la reinterpretación y puesta al día de la música tradicional. +Info | Relacionados | Texto: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO
Después de presentar su disco en Castellón, el próximo día 9 de abril lo vamos a poder escuchar en directo en Barcelona en el Born a las 20:00h. Un acontecimiento imprescindible.