Alpha Blondy

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Festival B-Estival
Barcelona, Poble Espanyol
12 de julio de 2007

El festival barcelonés explotó literalmente aquel jueves de julio con el reggae explosivo y casi siempre infalible de Alpha Blondy. No viene del gran templo jamaicano ni de Etiopía, supuestamente la segunda patria de los ritmos rastafaris, sino desde Costa de Marfil, puerto de partida de la esclavitud rumbo al nuevo mundo. El punto fuerte de Alpha Blondy reside, precisamente, en llevar el espíritu del continente negro a flor de piel y expresarlo, hasta sus máximas consecuencias, a través de un reggae de una actualidad aplastante. Detrás del carismático Seydou Kone, alias Alpha Blondy, los doce musicazos de la banda (coros, teclados, cuerdas, percusiones, batería, vientos) se aplicaron como es habitual. Y aun siendo blancos, suenan con pura contundencia africana. La entrada de Seydou Kone, precedida de una introducción bien guerrera por parte de sus músicos, fue triunfal, entonando salmos y conectando con el público desde la primera estrofa. Hay que apuntar que entre el respetable había una presencia bastante numerosa de africanos –mucho mayor que la que días más tarde acudió a ver al, teóricamente, dios de la música africana contemporánea, Youssou N’Dour– que supieron entender los constantes mensajes (en pro de la libertad y la justicia o de denuncia del apartheid y de los ineptos dirigentes africanos) que lanzó durante toda la velada a los cuatro vientos. En definitiva, al contrario de lo que significa su nombre en idioma dioule, "bandido", Alpha Blondy se comportó como un auténtico combatiente por las buenas causas y por la esperanza de un pueblo que desea deshacerse de su histórico papel de víctima. Y el reggae, como en tiempos del gran Bob Marley, sigue siendo el medio más idóneo. // María José López Vilalta, 'La Morocha'