Alfonso Vilallonga & The Cabaret Rose Live

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Alfonso Vilallonga & The Cabaret Rose LiveAlfonso Vilallonga & The Cabaret Rose Live
Barcelona, Teatre Lliure
25 de octubre de 2006

 

Estaba contento Alfonso Vilallonga en su puesta de largo para presentar su nuevo espectáculo. La sala estaba repleta de gente que confiaba en su ídolo. Un grupo de diez buenos músicos y una puesta en escena correcta presagiaban una buena noche. Vilallonga es uno de los mejores compositores de canciones que hemos tenido nunca en este país. Y cuando digo canciones me refiero a esos temas que escuchas con placer durante mucho tiempo y que no se parecen a nada de lo que ofrece el mercado actual. Tiene entre sus músicos a Jon Robles, pero no usa el lenguaje musical del jazz (a pesar de su gran swing). Tiene un cuarteto de cuerda todo terreno, pero no le interesa perderse en devaneos clásicos. Tiene su voz y la de sus amigas-hermanas, pero no es un cantante popular. ¿Qué es? Es un músico que ha creado discos únicos, que realiza unas bandas sonoras fabulosas (las más conocidas, para las películas de Isabel Coixet) y que cuando se sienta al piano no puede dejarte indiferente. Sus letras tienen la ironía necesaria para provocar una sonrisa cómplice y te hace sentir que el actor y la persona son una misma cosa. ¿Pero verdaderamente necesitaba reírse de una canción de otra persona? A mí me pareció de muy mal gusto. ¿Era necesario destrozar Bésame mucho? Puede que no te guste, pero no entiendo la necesidad de cantar una canción que no te gusta con tantos temas maravillosos. ¿Dónde queda aquel humor tan sano que mostraba en su primer trabajo, cuando empezaba Diálogo de vecinos con unos trinos de pájaros y terminaba con dos taladros, siempre con un swing apabullante? No me es fácil criticar a Alfonso Vilallonga porque me parece uno de los mejores compositores de canciones de nuestra época. Pero dudo que George Gershwin o Cole Porter se preocuparan por reírse de sus contemporáneos. En los bises (después de recordar algunas de sus joyas para películas, como Let me say goodbye, At the edge o Toutes les choses), nos ofreció una genial preciosidad él solo al piano antes de cerrar con Inés y Juan y No nos iremos nunca a dormir. Si por él hubiese sido, todavía estaríamos allí. Un músico único en un espectáculo a tener en cuenta. // Cándido Querol