Africa Express presents…

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The Orchestra of Syrian Musicians & Guests. Transgressive Records | Pias, 2016

En estas páginas virtuales conocemos bien la importancia que músicos, como Peter Gabriel o David Byrne, han tenido al dar a conocer y apoyar eso que se definió en llamar como “músicas del mundo”.
Pues por si no lo sabían y desde hace ya unos años, a esos nombres pueden unir el del británico Damon Albarn (Blur, Gorillaz, The Good, The Bad & The Queen, etc.) y el trabajo que ha hecho a través de su asociación Africa Express. Según ellos mismos explican: “este proyecto se fundó en 2006 para promover el concepto de colaboración musical que rompe fronteras, ya sea entre regiones geográficas, géneros o generaciones. Africa Express ha sido anfitrión de una serie de aventuras notables que han ganado elogios de artistas, audiencias y críticos por igual. Esto incluye cinco viajes que reunieron a artistas en África, cuatro exitosos álbumes y una serie de espectáculos inventivos y altamente originales en Gran Bretaña, Europa y África”.
En este magnifico disco que nos ocupa, el propio Damon se implicó y mucho. Su relación con Siria se remonta a casi una decena de años atrás, cuando le presentaron al rapero sirio-libanés Eslam Jawaad, que había trabajado con el grupo de rap americano Wu-Tang Clan. Eslam participó en la canción Mr Whippy de la súper banda The Good, The Bad & The Queen (que lideraba Damon e incluía a Paul Simonon de The Clash o a Tony Allen). Tras una visita a Damasco conoció también a Issam Rafea que era el director de la Orquesta Nacional de Siria. De esa amistad nació la colaboración de la orquesta en otro de los proyectos de Damon, la misteriosa banda Gorillaz. Participaron en su disco Plastic Beach e incluso giraron con ellos cuando lo presentaron por Europa. Además hicieron un gran concierto en Damasco. Lamentablemente poco después estalló la guerra en Siria y, además de todas las miserias que conocemos, la orquesta se desmembró con componentes esparcidos por diferentes países de todo el mundo.
El pasado año, Damon atormentado por los problemas que los inmigrantes sirios están padeciendo y para alzar su voz, se le ocurrió la idea de volver a juntar la orquesta para hacer unos conciertos en festivales (Glastonbury, Roskilde) y ciudades como Ámsterdam, Estambul o Londres. De esas actuaciones nace la grabación en vivo de este disco.
No fue tarea fácil volver a reunirlos consiguiendo sus visados, de hecho el director Issam Rafea no pudo asistir, pero sí una cincuentena de músicos. Violines, cellos, percusiones, ney, oud, qanun y un amplio coro componen un precioso manto musical donde se intercalan temas donde la orquesta brilla por si misma o acompañan algunos invitados “especiales”.
En total son catorce composiciones de las que haremos un repaso. Por ejemplo resalta Wild Wood, canción que canta el emblemático músico británico Paul Weller (The Jam, The Style Council) y que daba título a su segundo disco de 1993, aquí además acompañado por el virtuoso de la kora, el senegalés Seckou Keita. Destacamos que en su letra dice: “Día a día tu mundo se desvanece…no dejes que te depriman”. También la americana Julia Holter deja un precioso Feel You que gana enteros con esas brillantes cuerdas y un dulce ney. Así mismo el propio Damon Albarn aparece en tres temas. El primero la exitosa y tranquila canción de Blur, Out of Time que velaba un mensaje anti-guerra y que aquí se acompaña del ngoni del maestro Bassekou Kouyaté. El segundo lo comparte cantando el delicioso Blackbird, el clásico de The Beatles, con Paul Weller, donde el coro también interviene intensamente. Y el tercero es White Flag, justo el tema de Gorillaz que comentábamos antes en el que ya había participado la orquesta, aquí con los rapeos de Eslam Jawaad, Malikah, Ceza y Bu Kolthoum, y con una dolorosa letra con versos como estos: “Ningún náufrago, ningún superviviente. Me siento pequeño es este gran y amplio mundo. ¡Bandera Blanca!. Ninguna guerra, ninguna arma, ningún cuerpo, solamente vida, solamente amor, ningún odio”.
Brillante también es la interpretación de la mauritana Noura Mint Seymali en su canción Richa, que suaviza la parte eléctrica de la grabación original, pero que embellece con su impresionante voz. Asimismo el cantante tunecino Mounir Troudi, experto en jazz y música sufí, canta con acento “flamenco” en Rakeb 3al Hamra o la cantante siria Faia Younan nos estremece con su dulce voz en el clásico árabe Yah Mahla El Fus’ha. Aunque para mi las dos perlas del disco son Al Ajaleh, que en trece minutos y con una base continua de violines y percusiones va dejando solos impresionantes, de kora con Seckou Keita, de ney con Moslem Rahal, de ngoni con Bassekou Kouyaté y de violín con Al Mothana Ali. Y la otra es el ya legendario Ya Rayah nada menos que cantado por Rachid Taha que afortunadamente le da a todo un aire festivo.
En definitiva un disco que abre las puertas a una orquesta que tristemente lo tendrá complicado poder tocar hasta que no cambien muchas cosas en este mundo. Foto Portada: Matías Altbach. +Info | Relacionados | Miguel Amorós.
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