Maria Mazzotta & Bruno Galeano

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Maria Mazzotta: Amore Amaro
La Barretina, Malgrat de Mar, 15 de febrero de 2020

A Maria Mazzotta la conocí, en el 2014, junto al albanés, Redi Hasa, cantando los temas de su primer disco, Ura, en la Fira Mediterrània de Manresa. Me pareció entonces, la suya, una propuesta interesantísima, especialmente sostenida por la extraordinaria voz de la cantante, y su forma de transmitir las canciones, y de explicarlas —sus intervenciones habladas, también forman parte de su espectáculo—, ayudada de forma magistral por el violoncelo y el  loop del músico y su forma tan especial de interpretar.yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Maria Mazzotta & Bruno Galeano

Con Redi Hasa, grabó dos discos, el citado Ura y Novilunio, Aunque antes ella había estado, durante 15 años, en el proyecto del Canzoniere Gracano Salantino.

El de la otra noche, en La Barretina de Malgrat, era el cuarto concierto que veía de Maria Mazzotta, el segundo junto al acordeonista de Madagascar, Bruno Galeano, el segundo con este nuevo proyecto que han iniciado ellos dos, Amore Amaro.

Si bien ese cambio de instrumento, en el acompañamiento, conformaba un espectáculo bastante distinto, respecto a los que había visto anteriormente, era más por la sonoridad diferente del violoncelo y la del acordeón, que por la estructura del mismo, ya que la voz, su voz, es la que domina totalmente la actuación —decía ella, durante la misma, que era Il Capo, la que mandaba en el reducido grupo de dos, y que hacerlo durante un rato, le había llegado a gustar, porque en su mundo no lo podía conseguir—, y el virtuosismo de su acompañante, esta vez con el acordeón, estaba al mismo nivel que el violoncelo del primero de los conciertos que había visto. También el repertorio variaba entre unas actuaciones y otras. Parece, de alguna manera, volver un poco a esos temas que interpretaba al principio de su carrera, más cercanos a sus orígenes, aunque es un poco arriesgado hacer esta afirmación. De todas formas, como he dicho antes, a pesar de esas diferencias, gracias a la personalidad que imprime la cantante en ellos, siguen siendo conciertos de Maria Mazzotta.

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Maria Mazzotta & Bruno GaleanoQuien no ha escuchado nunca a Maria Mazzotta, podía sorprenderse ya desde el primer tema de su intervención, porque ella, de forma totalmente intencionada, empieza siempre con Vorrei volare/Ballata della presa di conscienza. Una canción que se inicia de forma muy lírica con Vorrei volare, para, cuando empieza la Ballata, transportarnos a un mundo cercano a la tarantela. Un cambio de registro, tanto vocal como armónico y rítmico, que es, prácticamente, una tarjeta de presentación donde nos indica lo que vamos a oír durante su actuación. Es un stornelli —explicaba ella, que es una estructura lirica simple que se utiliza popularmente o bien para declarar el amor a alguien, o bien para protestar de alguna cosa—, que comienza con una declaración de amor, una letra popular; para después, seguir con una poesía de Rina Durante, una intelectual feminista que describía, sobre los años 60 o 70, la condición de la mujer en el Salento, que o bien era esposa o bien puta, como dice la canción. Un tema que también encabeza los cortes de su último disco, Amore Amaro, Amor amargo, en el que centró casi totalmente el concierto.

 

Así iban pasando, Beddha ci stai luntanu, donde un hombre le dice a su amada que cuando él esté lejos y lo quiera ver, se asome a la ventana: «Si tienes frio —le dice—, son mis suspiros; si tienes calor, es mi corazón que hierve de amor; si ves la olas, no tengas miedo, son mis lagrimas, que estoy llorando; y si oyes el aire, como si fueran voces, soy yo que te estoy llamando». Un emotivo tema en el que ella nos sumergía absolutamente con su forma de interpretarlo.yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Maria Mazzotta & Bruno Galeano

Seguía, Un me lassare, compuesto por ella misma y Bruno Galeone, sobre alguien que ya no está, pero que aún así somos capaces de sentirlo, de notar que está con nosotros.

La primera pizzica-pizzica de la noche, era Pizzica de la Rinascere.  La pizzica-pizzica, explicaba Maria Mazzotta, es uno de esos cantos y bailes que se creía que curaban a las mujeres de esos estado melancólicos en los que caían muchas veces, que se llegaba a decir que era por la culpa de la picadura de una araña, pero que, en realidad, no era más que un estado depresivo, de los que en la actualidad se ven tantos, comentaba ella. Pues bien, bailando al ritmo de la pizzica-pizzica, parece ser que se curaban sus males. A nosotros nos sirvió para, sino curarnos nuestros males, si ver esa faceta más alegre, más festiva de la cantante, que, apoyándose en su pandereta, en su tamborine, junto al acordeón, nos presentaba esta tarantela de le Puglie —en el talón del mapa de Italia, decía la cantante—, la única pizzica que se podía cantar en cuaresma, según decía ella, por su temática referente a la resurrección.

Volvía a su disco, con uno de los temas más bonitos, y más conocidos, del mismo, No potho reposare. Un canto de amor — ciertamente un amor un poco opresivo—, que proviene de la isla de Cerdenya. Una versión, la que hizo Maria Mazzotta, de esta bella canción sarda, que nos hizo olvidar aquella, ya clásica, que hiciera en su momento el tristemente desaparecido Andrea Parodi.

Tore tore tore, una nina nana, como ella lo definió, era un homenaje al griko, una lengua calabresa que procede del primitivo griego, un idioma que, prácticamente está desapareciendo —la Puglia está frente a Grecia y Albania, muy cerca, más cerca de ellos que de Roma, de ahí el origen de este idioma—. Es un tema tradicional del que en el disco han hecho un arreglo con aires balcánicos, unos aires que no corren por su tierra, pero que ellos querían incluir.

Llegaba, entonces, el momento de reivindicar a una autora que, según explicaba Maria Mazzotta, había sufrido mucho por el hecho de ser mujer. Se trataba de Rosa Balistreri, una mujer siciliana que compuso esta, Rosa canta e cunta, porque decía que debía contarse los dedos de las manos constantemente, para no volverse loca: Cantu e cuntu, cuntu e cantu / pi nun perdiri…lu cuntu. Con una voz forzada, ronca, rota, hacía este pequeño homenaje a esas mujeres sicilianas —y no solo sicilianas— que lo pasaron tan mal en los años 50 y 60 en Sicilia y en muchos otros lugares del mundo, como si de un lamento desde lo más profundo se tratara.

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Maria Mazzotta & Bruno GaleanoLlegaba entonces un tema de Domenico Modugno que a mí, personalmente, me hace sufrir especialmente, La pisci spada, y que ha cantado en cada concierto que he visto de ella. Podéis buscar lo que le ocurre al macho del pez espada cuando los pescadores atrapan a la hembra. Tristísimo. Una canción en la que Maria Mazzotta nos sobrecoge, lo aseguro.

Con el tema tradicional, Scura maje, se iba acercando al final del concierto. Un canto popular del Abruzzo, que nos explica la vida de una madre que se queda viuda y ha de cuidar a sus hijos y su casa. Un tema en que la cantante lograba transmitir toda la emoción del dolor de esa vida tan triste que nos narraba.

Acababa oficialmente el concierto con otra pizzica, AmoreAmaro, la que da nombre al disco, que han escrito ambos, Maria Mazzotta y Bruno Galeano, y que ella dijo, ha de servir para que vayamos por la vida ofreciendo amor a los demás, pero no solo a las personas cercanas, que eso es muy fácil, sino a todos los otros que nos rodean.

Luego, con una serenata salentina, Bella ci dormi —disculpándose por no poder hacerlo con una canción en catalán—, se despedía Maria Mazzotta esa noche, en un local absolutamente lleno y con un público totalmente rendido a ella y a su música. Un público que pudo disfrutar tanto con su voz como con Bruno Galeano, que con su acordeón, además de ser el acompañamiento perfecto para la cantante, en muchos momentos nos demostró su dominio del instrumento y su sensibilidad en la interpretación con el mismo.

Maria Mazzotta y Bruno Galeano llegaron desde la Puglia el mismo día del concierto por la tarde, y volvían de madrugada otra vez a su tierra. Fueron unas horas las que estuvieron con nosotros, pero unas horas que recordaremos durante mucho tiempo. +Info | Relacionado | Texto y Fotos:  Federico Francesch | DESAFINADO RADIO / Escucha el Programa de radio

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