Zomba Prison Project
Zomba Prison Project
”I Have No Everything Here”. Six Degrees, 2015
Con la palabra “Prison” (prisión) en el nombre del proyecto y con ese título de disco tan conmovedor (“no tengo nada aquí”), se puede intuir por donde va la temática de este trabajo, que os avanzamos es cuanto menos muy interesante.
Este disco surgió del productor Ian Brennan al documentar clandestinamente la vida de los prisioneros de Zomba, una prisión de máxima seguridad en Malawi, y al grabar la música que hacen los presos en su interior.
Ian es una gran persona y personaje. Es escritor y actor, así como productor y director de televisión. Quizás su popularidad le ha llegado por su trabajo en la serie Glee, pero en su haber tiene una buena cantidad de producciones musicales. También ha trabajado en estudio con músicos tan diversos como Flea (Red Hot Chilli Peppers), Tinariwen, Lucinda Williams, David Hidalgo (Los Lobos), Nels Cline (Wilco), Jovanotti, Bill Frisell, The Dirty Dozen Brass Band, Jonathan Richman o Richard Thompson, entre otros. Y además ha organizado conciertos benéficos con los que ha donado más de 100.000 dólares para causas solidarias y de caridad.
En un escrito en el estuche digipack que contiene el disco, Ian nos descubre la cruda realidad de esta cárcel:
“En Malawi, los niños suelen pagar por los crímenes de sus madres. Ellos han nacido literalmente en prisión y tienen la misma sentencia que sus padres. En esta prisión de alta seguridad hay más de 2000 personas, mientras que su capacidad es de 340. La música les ofrece uno de sus pocos “escapes mentales”. A los hombres se les permite el “lujo” de organizar bandas e utilizar instrumentos bajo la supervisión de los guardas. A las mujeres tristemente se les niega estos privilegios y tienen que expresarse a través de cantos corales y bailes tradicionales. Lamentablemente, fuera de este recinto, tampoco es un lugar donde se viva mucho mejor, ya que Malawi es uno de los países más pobres del mundo”.
Bajo estas premisas el disco muestra veinte cortes cantados en chichewa, el idioma oficial del país. En una primera parte, hasta el tema octavo, las canciones tienen una duración de dos, tres y hasta cuatro minutos. El resto son como apuntes, ráfagas, y la mayoría no alcanzan el minuto, pero eso no disminuye la emoción con las que están cantadas. Canciones donde la letra y voz sirven para expresar toda la emoción y dramatismo que contienen. A veces el simple acompañamiento del rasgueo de una guitarra, como en The Floods, es suficiente para mostrar esa pasión. En Women Today Take Care of Business, con la voz grave de Stefano Nyerenda y el único acompañamiento del bajo y unas pocas palmas, es resultado es conmovedor. Otras como I See the Whole World Dying of AIDS escrita y cantada por Ines Kaunde, uno de los oficiales de la prisión, o A Message de Ben Masekese, que puede recordar al Paul Simon de Graceland, hasta pueden animar a bailar a pesar de la crudeza de sus letras. Aunque otras como la preciosa Please, Don’t Kill My Child (Por favor, no mate a mi hijo) es de autentica piel de gallina. Lo mismo que el descorazonador I’m Alone, escrita y cantada por Rhoda Mtemang’ombe simplemente con su voz, es realmente estremecedora.
Un disco que transmite crudeza pero también pasión.
Para relajar cualquier tipo de sentimiento negativo, os dejamos con otras certeras palabras de Ian Brennan: “La música y otras formas de arte son, de lejos, la forma más efectiva de trabajo social que existe. Un único “one-hit wonder” aporta más comodidad al mundo que lo que cualquier psicólogo pueda esperar en la vida”. +Info | Miguel Amorós.