Xavier Baró
”Canta Arthur Rimbaud”
Satchmo Records, 2001
www.satchmojazz.com Sentido homenaje de Xavier Baró a ese ilustre anacoreta y bardo del malditismo bohemio que fue Rimbaud. Desnudo de oropeles y aderezos triviales, Baró se esfuerza por remarcar el máximo énfasis en los poemas del romántico francés, vertidos al catalán por el propio cantautor. Bien es verdad que algunas traducciones resultan muy personales y crípticas, un tanto ortodoxas, con ciertas licencias que fuerzan o rompen la rima. Pero escuchando el disco se piensa en aquel dicho de “quien tuvo, retuvo”: oyendo los versos del último Baró no se sabe ya a ciencia cierta dónde empieza su propia voz y dónde termina la de su maestro en la distancia. Las posteriores Cançons del temps de destrals (Satchmo, 2004) y Flors de joglaria (Quadrant, 2006) así lo ponen de manifiesto. Mucho ha aprendido el cantautor del poeta del hedonismo, haciendo acopio de un particular universo de lírico surrealismo donde las estrellas hacen frufrú en el cielo, restallan olas abracadabrantescas su espuma contra la pena y la eternidad es el mar que va a unirse con el sol. Baró se basta con una guitarra para arropar los textos, que se dirían escritos por un jipi de la vieja guardia y no por un iluminado de hace dos siglos. Secundado por una mínima banda de flauta, violonchelo y contrabajo –más un coro femenino en Cançó de la torre més alta–, Baró cuela también una pieza instrumental de aires arábigos y toques jazzísticos –Caravana– y acaba con una suite de más de un cuarto de hora al estilo de Bob Dylan –El vaixell ebri–, que comienza como un mantra recitativo y que encadena hasta cinco melodías. En este disco ya se intuía lo que estaba por venir: un poetazo de palabra precisa y atmósfera mínima. ¿Para cuándo un disco de haikus? // Iván Sánchez Moreno