VV.AA I The Best African Music
Con un predominio de sonidos procedentes del Sahel (Senegal y Mali aglutinan buena parte del metraje de este recopilatorio), esta antología se centra en valores de la música africana actual pocos conocidos para los oídos occidentales. Los sonidos tradicionales cobran protagonismo como demuestra la hipnótica Ambassel del grupo etíope Kraar Collective o los aires crepusculares de Giuliano Modarelli & Sura Susso, que en Cora, le ponen una banda sonora perfecta a esos atardeceres africanos de los que quedan imperecederos en la retina del que los contempla. Coral es el tono dispuesto a acapella por Batch Gueye Band, que metamorfoseados en una suerte de Lady Smith Black Mambazo sahelianos, pellizcan en la parte más sensible del corazón con M´beugel. La energía y el ritmo contagioso que proponen Anergy Afrobeat con Fela chief president no hace más que rendir pleitesía al patriarca nigeriano de los saxos inflamables; a la par que el contagioso guateque que proponen los festivos sones de los mozambiqueños Sigauque Project en Alertos da vida, toda una declaración de principios con la alegría como estandarte. El senegalés Noumouconunda Cissoko tampoco se queda corto en pretensiones con su efusivo poderío de música mandé, con unas percusiones pletóricas y la kora resonando cristalina en Noumou. Algo parecido proponen también Tani Diakité & The Afrofunkstars en Nngulunba, con su poderoso despliegue de música mandinga, pletórica en vientos y guitarras como en los mejores tiempos de la Bembeya Jazz Orchestra, aunque con un poso mucho más tradicional que orquestal. En contrapunto el ngoni, o laud africano, del maliense Djama Djigui (hermano pequeño de Baba Sissoko, el maestro del tambor parlante tama) se contrapea con el violín tradicional sokou de Zoumana Tereta (un músico que se ha codeado con Vieux Farka Touré o Bassekou Kouyate) en Djimé foly. Los patrones repetitivos de la percusión de los sudaneses Wayo conducen al trance en Anzoro, en un corte totalmente minimalista. Seductora se muestra la voz de Amadou Diagne, paisano de Youssou N´Dour, que en Diamano, un corte acústico y apacible recuerda las artes de compatriotas como Diogal Sakho, con acento en el folk del país de la teranga (hospitalidad). La influencia del son cubano vía Star Band de Dakar u Orquesta Baobab queda más que presente en Yaye boye, la canción que aportan los senegaleses Le Sahel, con la voz en wolof de Idrissa Diop. Cierra el álbum esa alianza noruego-mozambiqueña que son Monoswezi, que con la fabulosa voz de la zimbawesa Hope Masike, y su pericioso manejo de la mbira o piano de pulgar, une fuerzas al saxofonista Hallvard Godal en Ndinewe, una canción que es una celebración al espírutu y se convierte en el mejor broche que podía tener este variopinto banco de pruebas. Y como viene siendo costumbre el volumen se acompaña de un disco adicional de Sotho Sounds titulado Junk funk, y que pone sobre el tapete los ritmos tradicionales interpretados con instrumentos caseros, como la oil can guitar (guitarra de lata de gasolina), que son pergeñados en algún remoto punto de ese pequeño país sudafricano que es Lesotho. + info I Relacionados I Miguel Ángel Sánchez Gárate