Miguel Poveda
Miguel Poveda
Festival Catalunya Arte Flamenco
Gran Teatre del Liceu, Barcelona, 7 de diciembre de 2009
El estreno del nuevo festival Catalunya Arte Flamenco, que recorrerá diferentes ciudades catalanes desde ahora y hasta el próximo 6 de marzo, no pudo contar con un mejor estreno. En un día de largo puente festivo, el Gran Teatre del Liceu se quedó pequeño y pasó a ser un poco más de todos, convirtiéndose por más de dos horas y media en un amable tablao flamenco en donde artistas y público se fundieron para dar vida a una de esas noches que se clavan en el recuerdo de muchos corazones.
Sobre el escenario, un Miguel Poveda, crecido tras más de veinte años por los escenarios, se mostraba dispuesto a brillar y a dejarse querer, y entre el público, desde jóvenes aficionados al flamenco precedentes de mil lugares –podríamos ubicar, por ejemplo, el badalonés barrio de Llefià-, compartían emociones, piropos y aplausos con una nutrida representación de la sociedad política, cultural y flamenca del país. El presidente de la Generalitat, José Montilla, y Jordi Pujol, entre otros, acudieron a la cita. También asistieron otras personalidades de la música, como Joan Manel Serrat e Isabel Pantoja, a los que Poveda presentó con cariñosos elogios.
El cantaor, acompañado de artistas de la talla del guitarrista Juan Gómez Chicuelo, del pianista Joan Albert Amargós, de la violinista Olvido Lanzas, y sus otros excelentes músicos encarriló su actuación con el objetivo de presentar su último trabajo Coplas del querer. Y así hizo… interpretando la gran mayoría de los temas, y dedicando otros minutos a sonoridades más flamencas y poéticas.
Entre piropos varios, halagos y peticiones de matrimonio, Miguel Poveda, con holgura, de pie olvidándose de la silla, dominando el escenario y con porte de galán, interpretó las coplas insuflándoles aire flamenco, vida propia, fuerza y verosimilitud. Sus manos, sus gestos y su cara entrelazaban sensibilidad, sentimientos y quejíos teatrales que eran expuestos ante el público. Ojos verdes sonó más actual que nunca y Tres puñales se convirtió en uno de los momentos cumbre de la noche, aunque habría otros.
Con comodidad y libre, el artista cantó en catalán el poema Cançó del bes sense port, de Maria Mercè Marçal, con más ganas que resultados, y el tradicional Cant dels ocells, que rejuveneció por bulerías, con mucha más gracia que el anterior. Como no podía ser de otra forma, no olvidó el flamenco que le ha hecho crecer, y sentado junto a su guitarrista, conquistó al respetable y a los espíritus del Liceu con unas alegrías de Cádiz.
El concierto alzó el tramo final con Te lo juro yo, dedicado a Serrat y Pantoja, y la presentación de todos los músicos. En un cierto homenaje a Camarón de la Isla, Poveda, con pasos de baile incluido, se marcó una divertida versión incendiaria de la rumba Serenito, haciendo que el público estallase en su gozo, poniéndose en pie y aclamando a uno de los mejores cantaores flamencos que ha dado esta tierra, y que no se amilana ante los palos y ante escenarios tan exigentes como el del Liceu. No obstante, este cronista, sin ser purista, no pudo remediar un sentimiento interno de goce mayúsculo cuando el duende del artista deambula por los itinerarios más flamencos, porque es ahí, donde el señor Poveda saca todo su verdadero potencial, la razón de su existencia, sin querer quitarle mérito a su excelente versión coplera.
Si el resto de conciertos que nos esperan en este Catalunya Arte Flamenco son tan emocionantes como éste, nos van a dejar con muy buen sabor de boca, y con ganas de repetir. ¡Sigamos atentos! Myspace. Relacionados. www.festivalmillenni.com // Antonio Álvarez