Varios – The Rough Guide to Merengue Dance

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The Rough Guide to Merengue Dance
World Music Network / Karonte, 2009

Si en Cuba tienen el son y la salsa en la República Dominicana tiran de merengue. El nombre tan dulzón de esta música no tiene nada que ver con la pringosa confitura, sino con una música pegadiza y que incita a bailar bien agarradito. Aquí en España sin ir más lejos este género caribeño causó furor hace cosa de dos décadas. A través del genio y figura de un músico como Juan Luis Guerra y su orquesta 4:40 y canciones tan pegadizas y radiables como Ojalá que llueva café, Quisiera ser un pez o La bilirrubina. Pero este embajador internacional y acreedor de unos cuantos Grammys latinos es tan solo la punta de lanza de un género rico en cruzados y cancionero.
Dicen que el merengue toma ese nombre porque se baila de la manera en la que se baten los huevos para elaborar el goloso dulce. Y también cuentan que sus orígenes datan del principio del siglo XIX y que en su gestación tuvieron parte importante ritmos como la contradanza de Puerto Rico, Cuba, Venezuela y Colombia, así como del mereng de su vecino Haití. Así como elementos de la música europea y como no, africana. Y que en su orquestación jugó un papel primordial el acordeón diatónico introducido por los alemanes, la guitarra e instrumentos de percusión como la doble tambora o la güira y la marimba. El escenario donde tomó cuerpo fue las zonas rurales y sirvió de estandarte a los nacionalistas que buscaban distinguirse de la parte occidental de la isla, la perteneciente a Haití. El merengue tiene algunas variantes como el pembinche o el perico ripiao, pero quizás las más conocidas sean las del maco y el cibao. Amigo de flirtear con otras sonoridades el merengue ha tomado arreglos del jazz, la cumbia, el soukouss congoleño y la salsa.
La presente antología bascula entre la marcha subida de revoluciones que propician temas como El hombre que quise de María Díez, o Mírala a ella de Chiqui Rodríguez, a números con el ritmo algo más pausado pero eminentemente marcado como El hijo de Tuta – sutil eufemismo del insulto de marras – de Charlie Valens o No doy mi truco de José Peña y la Banda Gorda. A lo largo de estos quince bailongos cortes también tienen presencia el indispensable Wilfrido Vargas – autor de gloriosos himnos como El africano o Abusadora – o Johnny Ventura, además de artista, activista político y elevado a la máxima graduación como “El Rey del Merengue“.
Hay que sumar al habitual cuidado libreto con todo tipo de explicaciones sobre el género y los artistas un disco extra – jugoso plus que acreditan las últimas ediciones de las recopilaciones Rough Guide – donde se aborda el repertorio de Carlitos Almonte y su Acordeón Cinco Estrellas con once temas que exprimen la habilidad a las teclas de este músico de la localidad de Puerto Plata, todo un innovador de la variante del cibao. www world music.net relacionados // Miguel Ángel Sánchez Gárate