Uri Caine
Uri Caine
"The Othello Syndrome"
Winter & Winter / Diverdi, 2008
Aparte de ser un virtuoso pianista, Uri Caine ha pasado a la historia de la música por sus re-visiones y per-versiones de los clásicos: Mahler –Primal Light (1998), Dark Flame (2003)-, Wagner –Wagner e Venezia (1997)-, Bach –Goldberg Variations (2000)-, Beethoven –Diabelli Variations (2003)-…todos publicados por el exquisito sello Winter & Winter. Ahora le toca el turno de dinamitar la obra de Giuseppe Verdi, acercándola más al jazz, al soul, al rap y al gospel, ahondando en la negritud de Otelo, el moro de Venecia surgido de la pluma de Shakespeare. Se llevaría a engaño quien pensara que Uri Caine y su pandilla han adaptado algunas arias de la ópera homónima. Cualquier material ajeno, en manos de este inteligentísimo iconoclasta, va más allá del mero apropiacionismo sirviendo de excusa para jugar con forma y estilo. Lo de Caine es pura alquimia: procesa el objeto y lo convierte en algo distinto, valiéndose de los ingredientes que tiene a su alcance. En este caso, se trata de una banda de más de quince colegas que le secundan en esta nueva vuelta de tuerca de los géneros, amalgamando lenguajes, rompiendo tópicos y echando por tierra esos muros que se imponen por absoluto prejuicio entre las músicas cultas y populares por un lado, y la antigüedad y la modernidad, por el otro. De sus proyectos en paralelo rescata aquí al núcleo groove de Bedrock, Zach Danziger (batería y percusión) y Tim Lefebevre (bajo eléctrico), más algunos de los amigos que le acompañaron en anteriores cuitas: Ralph Alessi (trompeta), Joyce Hammann (violín), Jim Black (batería), Nguyên Lê (guitarra), Julie Patton, Dhafer Youssef y Sadiq Bey (voces), y la lista no acaba ahí… (como decía Superratón, "aún hay más"). Dado que Uri Caine ya nos tiene acostumbrados a sus felices gamberradas, quizá se haya mermado un poco el efecto sorpresa. De todos modos, The Othello Syndrome contiene rincones tan enigmáticos como el recitativo de un Yago al borde la locura (Iago´s Credo), la esquizoide polifonía que ejemplifica el crimen de Otelo (Murder), el dolor que el nombre de la amada Desdémona provoca al citarlo (The Death of Othello), o el procesamiento electrónico de los vientos en The Lion of Venice -pese al apunte a la mascota de la Metro Goldwyn Mayer con que empieza el redoble de batería-, cuatro grandes momentos de mucho yuyu entre otros recovecos que a buen seguro atraparán al oyente recién alunizado en el planeta Caine.Diverdi www.uricaine.com // Iván Sánchez Moreno