Tropico.28

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Tropico.28

«Visiones», Meltdown Dubs, 2013

 

Ha llovido mucho desde que los canarios Tropico.28 publicaran su anterior álbum titulado Paraíso prisión, concretamente cinco años. Un lustro en el que han aprovechado para dar rienda suelta a proyectos individuales que quizás no tuvieran cabida en el formulario de su buque insignia. Ahora vuelven de nuevo a la carga con esa coctelera de sonidos mestizos en el que caben estilos primos-hermanos como el jungle, el ragga, el drum´n´bass, el metal o el dub. Bien agitados y servidos para prenderle la mecha a los pies y a la cabeza. Si nos atenemos a propuestas foráneas Tropico 28 estarían cerquita de lo que facturan Asian Dub Foundation o Fun-Da-Mental, aunque si estrechamos más el círculo, y nos ceñimos a nuestro territorio, andarían muy en consonancia con lo que cocina el colectivo madrileño Dremen. Y es que su manera de entender la música cuenta con escasos francotiradores en la piel del toro. Ya desde el primer tema, Visiones, donde parecen abrir fuego con una especie de sampler de didjeridoo que da paso a unas movidas percursiones programadas lanzan un mensaje consciente y bamboleante a golpe de voces cargadas de ragga. Y es que música y toma de conciencia andan parejas en la filosofía de este creativo dúo que conforman Ayoze Quintana con sus letras viperinas e ignífugas, y Jorge Sánchez, más conocido como Poti Malaje, encargado de dar rienda suelta a unas programaciones, bajos y guitarras de lo más bailables. Y es esa vena festiva e inconformista la que perpetúan a lo largo de todo el disco en temas como Des-ciudad, Ignorantes, Insurrecto o Canción rebelde. La marcha es la nota dominante del disco, aunque también hay tiempo para tirar de freno en el reggae de Triste historia, que empieza de forma relajada y va tomando impulso a medida que gana en desarrollo. Pero no todo queda en la creatividad bicéfala de estos agitadores musicales, ya que se han sabido rodear de una selecta cohorte de colaboradores, que sazonan todavía más su enfervorecido discurso. Ahí están las guitarras de Francisco Saavedra, de This Drama, en Despierta y Duermen; el saxo de Morgan Hernández, de The O.M.T., en Triste historia; la voz de David Mahoh, de Cuerno de Cabra, en Insurrecto (dónde también colabora a los coros Albert, de Brutalizzed Kids) y Canción rebelde; y las guitarras de Diego Hernández, de Kábala, Keiko, Pachumba, en El sur.  La producción ha ganado enteros con respecto a su anterior trabajo, pero eso si, sus constantes vitales y su dirección siguen siendo las mismas. Baile y revolución a partes iguales. Un auténtico cóctel molotov para explotar en las pistas de baile. + info l Relacionados l Miguel Ángel Sánchez Gárate