Toti Soler: L’Ovidi, poema sense acabar

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BarnaSants

Auditori Municipal de Terrassa 24 de enero de 2015

Era una noche especial, una noche de celebraciones. Se cumplían 20 años de BarnaSants, un festival que, como comentó al principio del acto Pere Camps, el director del mismo, se gestó en una conversación de bar, allá en Madrid. Un festival que reivindica la canción de autor, la canción con contenido e intención. Pero no era lo único que se conmemoraba, porque también hacía 20 años, que se fue de vacaciones uno de los más importantes gestores culturales en nuestro país, a través de la poesía, de la música y de su presencia escénica: Ovidi Montllor.

Y cuando pensamos en Ovidi Montllor, no podemos dejar de hacerlo en su alter ego musical, Toti Soler, ese mago de la guitarra, ese músico que cuando quiso descubrir un género, se fue a las raíces, buscando a quien mejor le podía introducir en el flamenco, Diego del Gastor; que supo absorber todas las influencias que le podían servir para su música, desde Bach, para él casi la perfección, hasta el jazz o la música más popular; que, en definitiva, ha creado un estilo propio que recoge todo esto y más y que, en sus interpretaciones, huye del alarde y se queda en la esencia de las cosas.

Y fue él, naturalmente, el escogido para traernos esos recuerdos, recuerdos vivos, porque la figura de Ovidi Montllor y su influencia en la música de autor nunca se extinguirá; y él, a su vez, escogió a una de las voces más deliciosas de nuestro entorno, una cantante, Gemma Humet, que, en un panorama repleto de magníficas intérpretes, destaca por un timbre especial, una dulzura interpretativa que, cuando quiere, sabe desgarrar convenientemente, y una dicción y una expresividad imprescindible para transmitirnos toda la profundidad de los temas que interpretaba; y también se rodeó de otra voz, en este caso, una voz potente, equilibrada, que envuelve las palabras o que salta con ligereza sobre ellas, según convenga, la del actor Joan Massotkleiner. Con estas premisas, la expectación era máxima, una expectación que se vio colmada de satisfacciones al final de la noche.

El concierto estaba estructurado como un paseo, pasando de un poeta a otro, con series de poemas recitados y canciones intercaladas de los mismos poetas o del propio Ovidi Montllor. Un poema sense acabar [un poema sin acabar], una canción que se basa en una poesía de Joan Salvat Papasseit, una loa a la naturaleza que transmite la tranquilidad de una imagen nocturna en el campo, abrió el recital y nos indicó el camino, profundo, cálido e intenso, por el que nos iban a llevar.

Y llegó, luego la cruda ironía de la Fera Ferotge [fiera feroz], un símbolo del poder absurdo, dando paso a los poemas de Vicent Andrés Estellés, tanto cantados, el precioso M’aclame a tu [os ruego], uno de los momentos más intensos de la velada; como recitados, con, entre otros, Els amats [los amantes], ejemplo máximo de divertida y, a la vez, cruda lucidez, o Una escala qualsevol [una escalera cualquiera], de contenido jocosamente surrealista.

Dos Anònims [dos anónimos] y Cançò de suburbi [canción de suburbio], abrieron el espacio dedicado a Josep Maria de Segarra, que confluyó en otro de los instantes memorables, cuando, Toti Soler, interpretó con su guitarra el tema instrumental, Leo Ferré, que compuso dedicado al gran cantautor francés. Un lujo. Y tras él, una de las canciones más intensas de Ovidi Montllor, Per que vull [porque quiero], que Gemma Humet hizo suya de una forma extraordinaria.

Luego fue Blai Bonet el poeta recitado, con, entre otras, una divertida, Mira qué gitano soy, y así llegar a otro de los puntos culminantes con, Homenatge a Teresa [homenaje a Teresa], una canción llena de emociones que Gemma Humet, nuevamente, nos supo transmitir de forma admirable, acercándonos la ternura de esa mujer, para algunos loca, para otros maestra de la vida, de la que nos habla Ovidi Montllor en su canción.

Volvía Toti Soler solo con su guitarra para interpretar Vladimir Maiakovski, dedicada el poeta soviético, y así, de esa fantástica manera, introducirnos en la poesía de Miquel Martí Pol, con el poema, Visiblement mancada de paraules [visiblemente falta de palabras], que acompañó con una música de Joan Sebastian Bach; volviendo a las canciones de Ovidi Montllor, con una magníficamente contenida Va com Va [va como va], y, La cançó del cansat [la canción del cansado], de carácter autobiográfico y reivindicativo.

Tras dos poemas de Pere Quart, el segundo de ellos, la divertida, Tirallonga dels monosílabs [retahíla de monosílabos], de casi imposible recitado y seguimiento, llegó otro de los momentos cumbres del recital: la canción que ponía fin al mismo, Què et sembla, Toti? [¿qué te parece, Toti], aquella que Ovidi Montllor dedico a Toti Soler y que este cantó con las emociones a flor de piel.

En la tanda de bises, Posta [puesta], otro tema de Salvat Papasseit que interpretaron, esta vez, los tres artistas juntos; y para acabar, también los tres, con la canción de Ovidi Montllor, Tot explota pel cap o per la pota [todo explota por la cabeza o por la pata], que contiene la frase emblemática del BarnaSants de este año: “Volem el pa sencer” [queremos el pan entero]; “perque les molles volen al vent” [porque las migajas se vuelan con el viento], acaba el tema.

A la salida, una amiga nuestra nos comentaba que le había impresionado que con tan pocos elementos se hubiera conseguido transmitir tanto. Pero si los elementos son las voces del rapsoda, Joan Massotkleiner, de dicción perfecta y entonación precisa; la de la cantante, Gemma Humet, una de las realidades, que no promesas, entre las mejores intérpretes catalanas; y la guitarra, la sabia guitarra de Toti Soler, se entiende que realmente fuera una noche mágica la que vivimos donde la poesía, tan necesaria siempre y aún más en los tiempos presentes, fuera la protagonista de esta inauguración del Festival BarnaSants que no pudo empezar de mejor manera. + Info | Texto y foto: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO