Syriana
Syriana
“The Road To Damascus” Real World / Resistencia, 2010 La casualidad hace que al escribir está crónica, las noticias que llegan sobre Siria no sean para nada alentadoras, ya que hablan de la gran represión, muertes incluidas, que están sufriendo las protestas pacificas de los ciudadanos. Deseamos que, por lo menos, la ONU tome partido, condene la violencia e inste a que se permita la libertad de expresión y de reunión para evitar males mayores.
Pero vayamos al tema musical. Syriana nace del encuentro de tres músicos, el guitarrista y productor inglés (de origen griego) Nick “Dubulah” Page (Transglobal Underground, Dub Colossus), el sirio virtuoso del qanun (dulcimer) Abdullah Chhadeh (Nara) y el contrabajista y compositor irlandés Bernard O’Neill. Juntos trazan un viaje a la música de Damasco de los años 60 con un aire muy cinematográfico. Pero esto no es una critica negativa, más bien al contrario. La musicalidad de este disco es impresionante, porque en algunas de las canciones participa una formación montada expresamente para el disco. Se trata de la Pan Arab Strings of Damascus, siete músicos de cuerda donde cohabitan sirios, kurdos o iraquíes y cuya profundidad musical le da una gran magnitud al disco. A destacar también la participación del percusionista egipcio Sherif Ibrahim. Y aunque las composiciones son básicamente instrumentales, en un par de temas aparece la honda voz de Lubana Al Quntar enriqueciendo aún más la obra. De alguna manera es otro proyecto que engloba el concepto “este encuentra oeste”, pero de una forma diferente. En el disco se unen tres segmentos musicales. Por un lado en la parte oriental se situaría el magistral qanun (de Abdullah) y toda la sección de cuerda que abarca laúd y violines. En la parte central y con mucho peso, está el contrabajo (de Bernard) que funciona de puente. Y en el otro extremo la guitarra a menudo surfera (de Nick).
La música es muy sugerente y evoca imágenes hasta misteriosas, como el tema que abre el disco The Road To Damascus o Al Araby con esa voz insinuante de Lubana Al Quntar que antes comentaba. Hay momentos también para el lucimiento de Abdulahh como en Al Mazzeh o para Bernard en el interludio Al Qaboun. Aunque entre los temas más sobresalientes pondríamos A Black Zil con un tempo bastante rítmico llevado por una galopante darbouka y que incluye algunas bases programadas, Chekpoint Charlie con una guitarra muy cinematográfica que recuerda a las películas de espiás o The Templehof File con una combinación perfecta entre los tres mundos antes reseñados.
La mala noticia es que poco después de la finalización de la grabación y cuando todo estaba preparado para presentarlo a lo grande y con actuaciones en directo por todo el mundo, un desacuerdo en como debía nombrarse el grupo, hizo que Abdullah abandonara el proyecto y ahora se presente con otros músicos añadidos, con lo cual nos tememos que el disco quedara como el inicio de algo que pudo haber sido grande. Quizá los privilegiados que lo pudimos ver en el pasado Womad las Palmas de 2008 seamos los únicos que vimos el proyecto tal y como se creó. // Relacionados / www.syriana.org / Miguel Amorós.