Soleá Morente

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Soleá Morente
| “Tendrá que haber un camino”
El Volcán | Sony Music, 2015

Cuenta Soleá que cuando le dijo a su padre que quería dedicarse a cantar, este le propuso que primero fuera a la universidad e hiciera una carrera. Y así lo hizo. Escogió Filología Hispánica porque le gustaba la literatura, la gramática y la lengua española. Acabó la carrera y ahora afirma apreciar mucho más la importancia del mensaje de las canciones. Quizás por eso el título de su disco sea tan acertado. Porque Tendrá que haber un camino, parece la respuesta que Soleá se da a si misma, a su música y a su futuro. Y este disco quizás se entiende mejor cuando averiguas que se trata de uno de los dos proyectos que tiene entre mano. Por un lado está el disco que empezó junto a su padre y que se quedó a medias, donde la producción la lleva Isidro Muñoz y donde, según Soleá, hay más flamenco. Y por otro este, donde pesa mucho más esa faceta más rock-pop-indie, aunque le resulte imposible no mostrar su duende flamenco.
Tengo que confesar que, antes de este disco, ya la había escuchado en sus colaboraciones junto a Los Evangelistas, o sea el grupo que Jota, Antonio Arias, Florent Muñoz y Eric Jiménez, de los grupos granadinos Lagartija Nick y Los Planetas, formaron para rendir tributo a su padre. Tanto el disco Homenaje a Enrique Morente como el EP Encuentros que hicieron, son discos muy interesantes, acercan el rock casi psicodélico al mundo del flamenco, pero las colaboraciones vocales de Soleá estaban más cercanas al “ambient” que al estricto cante del flamenco. Incluso los llegué a ver en directo y, sin discutir su valiente propuesta, la voz de Soleá quedaba casi sepultada ante ese aluvión de “noise” que encanta a los amantes de Los Planetas.
Así que cuando me enfrenté a este primer trabajo a su nombre, los prejuicios no eran positivos. Pero pasó eso intangible que hace que la música sea algo excepcional. De alguna forma yo mismo encontré “ese camino a su música” del que habla Soleá y de repente, esas mismas canciones que no me llegaban, pasaron a ser imprescindibles escucharlas cada día e incluso varias veces. Y puedo entender algunas de las criticas que se le hacen al disco, como que es disperso, o que el grupo que le acompaña pesa mucho y que sin ellos no sería lo mismo. Pero para mi todo eso no deja de ser positivo.
Ella misma reconoce: “estoy en un momento de aprendizaje, de formación. Me doy cuenta de lo mucho que me falta por aprender”. Así que no juzguemos un primer disco como si ya fuera toda una carrera. Es cierto que en el disco hay roc
k, post rock, flamenco, pop, electrónica, etc. También que para la composición de sus canciones se ha rodeado de amigos como La Bien Querida, Jota, Antonio Arias, Manu Ferrón o Miguel Martín, que le han aportado textos y músicas. Pero es la propia Soleá la que hace que todo junto tenga una relación y una conjunción.
De hecho, algo que siempre nos parece importante, que es la disposición de las canciones, para Soleá también es vital: “es que el
orden del disco cuenta una historia. Empieza con el poema de Machado, “Yo escucho los cantos”, y luego pasa por “Oración”, así hasta llegar a “Esta no es manera de decir adiós” y terminamos con “Todavía”, con ese mensaje de esperanza ”.
Efectivamente, el disco se abre con la solemne Yo escucho los cantos, canción con música de Enrique Morente, donde Soleá canta con emoción esos poemas de Antonio Machado. Pero me gustaría resaltar La Ciudad de Los Gitanos con letra de Federico García Lorca y música de la propia Soleá junto a Jota de Los Planetas, porque este tipo de canción intensa musicalmente, le va mucho a la voz de la cantante. Aunque tanto en Arrímate (unos fandangos pop con las especiales aportaciones de la Orquesta Chekara al laúd, violín y kanún), como en Están Bailando (unas sevillanas rock) y en Eso Nunca Lo Diré (unas granainas ambient), su voz está mucho más suelta, “flamencamente” hablando.
En las composiciones más cercanas al pop, sobresalen la preciosa Nochecita Sanjuanera, la sugerente Tonto, con la que resulta súper fácil ponerte a bailar (en la segunda parte de la canción) y el cierre del disco con la colorista Todavía.
Aunque seguro que su padre estaría orgulloso de las dos versiones que hace de Leonard Cohen, la festiva Dama Errante (Winter Lady) y la sublime Está No Es Manera De Decir Adiós, para mi la mejor del disco.
Y en relación a las letras, Soleá cuenta que “a
través de mis canciones y del concepto del disco, desde el mismo título, hay un mensaje de esperanza, de buscar una salida a los problemas. En estos tiempos tan duros que estamos viviendo, el amor es muy importante y creo que hay que apoyarse en él. Si no hay amor, no hay poesía y es todavía más duro. Yo no podría vivir sin ellos ”.
Como dice en una de sus canciones: “Todavía tengo tiempo, todavía estoy aquí” y nosotros también estaremos ahí esperándola. +Info  | Relacionados | Miguel Amorós.

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