Sisa
K Industria Cultural, 2007
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Mucho antes de que Barcelona se convirtiera en un gran escaparate, antes de las olimpiadas, de los fastos del Fòrum, de la muerte de Copito y de la erección del falo de Agbar, Sisa y Miralda unieron fuerzas en un proyecto jocoso y gamberro a principios de los `80 con el ingenuo beneplácito del por aquel entonces alcalde de Barcelona, un primerizo Narcís Serra. Sisa trasladó su particular universo galáctico al localismo cosmopolita de la Ciudad Condal, transformada ahora en un burdo burdel de vicio barato y lujo de cartón para atraer turistas a cascoporro. Mezclando ruidos de la calle, exploración musicológica y compilación de fotografías impagables de una ciudad que pretendía vivir aún de las glorias del pasado con las nuevas ínfulas progres de la Transición. El disco –en edición exclusiva para coleccionistas: apenas mil ejemplares firmados– es un homenaje díscolo e iconoclasta al aroma kitsch y rancio de las Ramblas de arrabal, la mariscada recalentada, un equipo de fútbol a base de escudella y carn d´olla, un puerto y una mar con olor a orín y fritanga, un Arco de Triunfo que sirvió de prisión, barrios tomados por vendedores de lotería y plagas de hooligans borrachos que magrean culos a tutiplén, el monumento al naso Colón trufado por palomas con cagalera y una gran mona de Pascua, para gozo de golosos que van de sibaritas y que se dejan seducir por los ojos y no tanto por el gusto del paladar. Arropado por sus músicos de siempre –Bardagí, Kitflus, Pagán, etc.–, además de amigos –La Voss del Trópico, Ia Clua, Gato Pérez, Eliseo Parra o Manuel Joseph, entre otros– y orquestas –La Platería, varios grupos de habaneras y hasta el carillón del Palau de la Generalitat–, Jaume Sisa y el artista plástico Antoni Miralda rebuscaron y reinterpretaron viejas y a veces ignotas canciones sobre Barcelona, algunas halladas en fonotecas extranjeras y otras del repertorio “autóctono”: rumba catalana, swing ye-yé, cumba tropical, chanson de Charles Trénet, un mambo de Lecuona, pasodoble, cabaret, sardana, tango e incluso un fragmento de un musical del maestro Stephen Sondheim. En este menjunge estilístico, atemporal e idiomático –que baraja inglés, francés, alemán, castellano, catalán, italiano, swahilli y caló, por ejemplo– se citan también versos de Algueró, Maragall, Gil de Biedma, Philo y Paul Max, se cuela Ricardo Solfa en el fregado y cierran con un bordón en morse que se funde con el silencio nocturno de Barcelona, grabado en lo alto de Collserola. Total: una fiesta de sana anarquía para afilados sentidos del humor. // Iván Sánchez Moreno