Shantel & the Bucovina Club Orkestar

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Shantel & the Bucovina Club OrkestarShantel & the Bucovina Club Orkestar
Cruïlla de Cultures
, Mataró (Barcelona)
17 de julio de 2008

El publico llenó la sala Clap para ver a Shantel  & the Bucovina Club Orkestar con la esperanza de repetir la frenética velada que el año pasado protagonizaron en el mismo festival Cruïlla de Cultures los músicos de Fanfare Ciocalia. Estaba claro que había ganas de fiesta. El trabajo de Shantel, pues, no era tanto el de animar a los presentes sino el de mantener un ritmo que ya venía acelerado desde casa.

El alemán, cuya madre procede de la región de Bucovina, entre Rumania y Ucrania, es un gran maestro de ceremonias y conoce a la perfección todos los ingredientes para mantener y hacer crecer una fiesta. A lo largo del concierto repartió Vodka, bailó y cantó entre el público, se subió encima de la barra del bar y regaló cerveza a los que se atrevieron a beber haciendo puntería con la boca abierta. Un fiestón que volvió locos a los presentes y que dio pistas de las juergas que deben montarse en el Buconiva Club, propiedad del cantante y DJ en Berlin.

Shantel & the Bucovina Club Orkestar venían a presentar su último trabajo discográfico, Disko Partizani! donde mezclan melodías propias del rock, el pop e incluso el hip hop con ritmos tradicionales de los Balcanes y otros países del próximo oriente. Su música es un mejunje total entre oriente y occidente, entre la modernidad y la tradición; una fórmula que permite gozar de melodías que en ocasiones tienen siglos de historia con ritmos actuales que las convierten en canciones idóneas para bailar en la discoteca.

La formación que lo presenta en directo también da muestras de esta diversidad. La guitarra eléctrica de Shantel se acompaña de un violín (que gracias a las amplificaciones llega a sonar de múltiples formas), de un trombón encargado de los bajos, un saxo que suple al clásico clarinete de la música balcánica, una trompeta, una batería y una mesa de platos. Sin olvidar la voz del propio Shantel y la de una cantante femenina. Sin lugar a dudas, los músicos dotaron al directo de una carga energética altamente superior a la que tienen las mismas canciones en el disco, cosa que el público agradeció enloquecido. Solo cabe lamentar la disminución de la calidad musical que ofreció el grupo respecto a los temas grabados. El sonido de la sala no era el idóneo y Shantel no resultó ser un vocalista especialmente dotado. Pero estas limitaciones, que hubieran sido un problema grave en otro recinto, pasaron totalmente desapercibidos por la mayoría de los presentes. El otro día lo que importaba era la fiesta, y ésta, os lo aseguro, no faltó.// Rita Villà Taberner // Foto: Pere Masramon