Sara Calero
Sara Calero
SFB El Dorado,20 de marzo del 2014
Recordaremos esta tarde de una recién inaugurada primavera, como uno de los mejores momentos flamencos de los últimos meses. Al baile la madrileña Sara Calero, al cante la granaina Gema Caballero, que ya estuvo con nosotros en noviembre presentando su último trabajo De paso en paso. Y a las guitarras, Fernando de la Rua y Pablo Romero Luis. Venía Sara de triunfar en Jerez con su espectáculo “El mirar de la maja”, y aquí nos prometía más de lo mismo pero en la intimidad de una sala pequeña con un público al que tardaría poco en enamorar. Empezó la cosa con una grabación sonora de orquesta y el baile Goyesco de Sara Calero, todo un placer remontarnos a otra época pero desde el respeto y la fuerza de una bailaora curtida en muchas horas de estudio, solo hay que ver sus piernas cuando ajusta pantalón para darte cuenta que lleva mucho tiempo trabajando danza, ballet, flamenco o lo que le echen. Aparecen la cantaora y los dos guitarristas y por la forma en que colocan su instrumento ya queda claro que Fernando va a representar al flamenco y Pablo a la guitarra clásica, para todo habrá espacio y tiempo. El mirar de la maja es una tonadilla para piano de Enric Granados. Para entender el espectáculo debemos pensar que en el siglo XVIII se establecía en España el chelista y compositor Luigi Boccherini nombre imprescindible para entender la “fusión” entre el flamenco y los clásicos, pero volvamos al escenario de El Dorado. Allí se iba alternando el testimonio flamenco, ese maravilloso recuerdo a Marchena, con una Gema recitando / gritando / viviendo a Marchena o recordando a las Hermanas de Utrera en esa filosofía gitana de escoger entre las dos vereditas iguales, con momentos de guitarra clásica, con un Pablo Romero Luis magnífico, o la perfecta conjunción de la guitarra de Fernando de la Rua con la voz tan flamenca de Gema Caballero en sus paseos por fandangos, verdiales o zambras. Pero sobre todo la grandeza de la noche estaba en las entradas continuas en escena de ese fenómeno que es Sara Calero. Se acerca con facilidad a la época en que la jota castellana y el fandango se hablaban de tu a tu, se viste de tabaco y oro (hasta el semblante parecía diferente) para arrastrarnos a un baile de repiques de castañuelas y desafíos de cintura. Puede jugar con sencillos platillos o con taconeos seguros, no fuerza en su baile a conseguir el aplauso sino a mantener la tensión que produce la perfecta conjunción de un ejercicio. No llegó a una hora el tiempo del espectáculo, pero cuando el público se lanzó a aplaudir quedaba claro que el bis era necesario. Volvieron y recrearon algunos fandangos que ya habían cantado pero ahora sin micros, en plan fiesta gitana, Gema (consciente de que estaba forzando la voz) supo dejarlo a tiempo, porque si por Sara Calero fuese, igual seguíamos allí. Atención a esta mujer, advertidos quedáis. + info | Candido Querol