Sanubar Tursun
Sanubar Tursun
“Arzu”, Felmay | Karonte, 2013
Viajar a la tierra de los uigures, en el centro de Asia, bien lejos del mar, es trasladarse a un territorio mítico en el que aparecen, por citar dos nombres, la Ruta de la Seda y Gengis Khan. Por más que ahora la conozcamos como Xinjiang y pertenezca a China, se trata de una tierra cuya cultura pertenece a la familia túrquica y sus vínculos con los mundos persa y árabe, al compartir religión, son más que evidentes. Ante la asimilación cultural que persiguen las autoridades chinas, el pueblo uigur reivindica su existencia a través, entre otras manifestaciones, de la música. Y es así que en los últimos años se ha producido una lenta recuperación de las diversas formas tradicionales, sean de canto o instrumentales, gracias al trabajo, entre otros, de la familia Tursun. De hecho, nuestra protagonista, Sanubar Tursun, es una de las grandes figuras de la música uigur, siempre acompañada por su hermano mayor Muhemmet Nur (también andan en la misma historia los gemelos Hesenjan y Husanjan). Y ha alcanzado este estatus porque durante los últimos quince años ha realizado un trabajo de recuperación y renovación de la tradición, a partir de exquisitas composiciones propias y de nuevas versiones, siempre respetuosas, del repertorio clásico. En esta línea se inscriben las once canciones de Arzu, un disco que nos ofrece una propuesta acústica, límpia y fresca gracias a la versatilidad vocal que exhibe, sin artificios gratuitos, la cantante y al dominio instrumental que muestra, melodía tras melodía, su hermano. Destacan la evocadora Kurd Nakhshisi, la espléndida Nisagul o la mística Ajam, que nos enfrentan a un denso canto poético que se acompaña, según el caso, del tambur (laúd de largo mástil y cinco cuerdas metálicas), el satar (similar en forma al tambur, tiene una cuerda melódica y doce simpáticas, todas ellas metálicas) o el dutar (también un laúd de largo mástil, pero de sólo dos cuerdas de seda trenzada). Por su parte, las extensas Ishchan Yigityurushi y Waderiha (catorce y veintiún minutos, respectivamente) nos conectan con la tradición del meshrep, las rees familiares en las que durante horas se compartía y se comparte músicas, poesías, relatos y bailes, y con las inevitables aproximaciones que todo instrumentista uigur debe realizar hacia los muqam (los modos melódicos que guían la composición y la improvisación). Intenso y emocionante, Arzu es un trabajo que transmite, desde su aparente sencillez, la fuerza y la belleza de toda una cultura. www.felmay.it | Relacionados | Jordi Urpi