Roberto Fonseca

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Roberto FonsecaRoberto Fonseca
"Zamazu"
Enja Records / Resistencia
www.enjarecords.com

Hasta ahora el joven pianista y compositor cubano Roberto Fonseca había sonado en el mundillo de la música como el joven pianista de Ibrahim Ferrer. Pero a partir de este maravilloso trabajo, este hombre va a ser referencia indiscutible en el jazz latino. Adentrémonos en la propuesta. El primer tema, Misa popular, deja claro que la religión es fundamental para entender su obra. Además está cantada por su madre, a quien también dedica Tierra en mano y ese ramalazo de ritmo que es Así baila mi madre. En Clandestino ya hay una advertencia: la música de Fonseca no nace con la intención de quedarse en la isla, sino de extenderse por todos los recovecos de la música más libre. Cuenta el pianista que compuso Llegó Cachaíto en el momento en que supo que iba a grabar con el mejor contrabajista que conoce. Congo árabe fusiona Turquía y Cuba, mientras que también se encuentran el saxofón de Javier Zalba y la guitarra de Vicente Amigo. Creo que Fonseca estaría de acuerdo conmigo en admitir que una parte importante de la calidad de este trabajo se la debe a Javier Zalba (antiguo componente de Irakere que hace tiempo que toca con Fonseca y que le transmite el saber para comprender las músicas de siempre). Zamazu nos muestra a ese gran pianista que bebe en las fuentes de todos los grandes pianistas cubanos. Pero al escuchar Ishmael del gran Abdullah Ibrahim entiendes que este joven artista (que empezó aporreando la batería) siente muy dentro los tambores africanos. Y, cómo no, ahora es el gran Carlinhos Brown quien entra en escena. Suspiro (“un suspiro es un beso que no se da”) me la imagino cantada por Miguel Poveda y puedo ver el futuro. El niejo es la unión de dos grandes hombres (el niño y el viejo) en homenaje a Ibrahim Ferrer. Mil congojas seduce con la voz de Omara Portuondo, en Triste alegría vuelve Cachaito, Zamazamazu huele a Brasil y Dime que no (compuesto por Fonseca y su madre) nos recuerda que la guajira es un sencillo canto de trabajo en el campo, sin pretensiones. Como la música de este joven cubano. Atentos a su visita a nuestro país esta misma semana (miércoles, 26, Madrid, Clamores; jueves, 27, Barcelona, L’Auditori): puede ser mágico. // Cándido Querol