Renée Marie
Renée Marie
“Voice of my beautiful country” Motéma, 2011
Con este álbum la excelente cantante norteamericana parece querer rendir cuentas con su país. Y en un homenaje al terruño del Tío Sam no podía faltar ese himno tan patriótico como es Star-spangled banner. Hay que quitarse el sombrero y decir chapeau ante la exultante voz de esta diva del jazz, que empezó a despuntar en los micrófonos tardíamente, ya inaugurada la cuarentena. Antes se había dedicado de lleno a cuidar a sus retoños, y a cantar practicamente en secreto en uno de esos grupúsculos religiosos que frecuentaba con su marido en su Virginia natal. En las cuerdas vocales de Marie hay ecos del gospel, y ese hálito sedoso tan característico de cantantes como Barbara Streisand. Así como la puntual potencia que atesoran divas como Dee Dee Bridgewater, cuando la ocasión se le presenta. Es este su décimo álbum, y el repertorio no es demasiado vigoroso, sino que se decanta más bien por lo sutil y sosegado. Dividido en tres partes diferenciadas, abre fuego con el cadencioso swing de Strange meadow, para seguir con la espiritual y catártica O Shenandoah. Posteriormente da paso a dos bloques de canciones agrupados bajo el medley Imagination y la suite de Voice of my beautiful country. Acompañada de un trio formado por el pianista Kevin Bales, el bajista Rodney Jordan y el batería Quentin Baxter, que opta por la contención y la mesura, ataca con firmeza clásicos como el tradicional Joe Henry, o el que fuera el mayor éxito de Antonio Machín, el latino Angelitos negros, interpretado aquí en la versión que firmó Roberta Flack. No podía faltar otro tema patriótico como America the beautiful, en el que es un álbum noctívago y cargado de orgullo. Como no podía ser. I http://renemarie.com/ I Relacionados I Miguel Ángel Sánchez Gárate