Raynald Colom & Logan Richardson
Raynald Colom & Logan Richardson
Jamboree, Barcelona. 13 de mayo de 2014
De los tres martes que tiene adjudicados Raynald Colom para este mes, escogió el primero el día 6 para una presentación de su nuevo proyecto Raynald Colom & The Refugges, mientras que para el segundo y el tercero ha escogido la propuesta de invitar a un saxofonista para completar un quinteto que seguramente responde al quinteto clásico de Miles, o quizás no, con Raynald es difícil predecir. Así pues lo mejor era acercarse a comprobarlo, sobre el escenario sus fieles músicos, Marc Ayza a la batería, Tom Warburton al contrabajo y Roger Mas al piano (como me gusta este trío). Invitado de la noche, el joven saxofonista Logan Richardson. Estamos en el segundo pase y ya no hay que calentar motores, el grupo está más que encendido. Empieza un solo de Warburton, no juega a gustar sino a investigar, pulsación potente y sonido envolvente, al entrar Raynald parece que vaya a decantarse hacia suaves perfumes de ese flamenco / jazz que tanto le gustan pero enseguida la fuerza del quinteto me hace olvidar el flamenco, jazz potente, hard bob del bueno. El saxo de Logan Richardson impresionante, de hecho cuando más me gustó fue en este primer tema. Ahora inicia el tema la trompeta de Raynald, agreste, tampoco busca el éxito fácil, más bien parece jugar a acercarse a la distorsión como lenguaje primero. Agresiva y un pelín demasiado aguda para mi gusto, en otro escenario más grande sí, pero en este club el sonido hay que vigilarlo mucho. Cuando los vientos se retiran a un lado (con ese respeto visual que demuestra siempre Raynald hacia su trío) quedamos a merced del trío, Roger está especialmente contorsionista, se encuentra a gusto y eso se nota y agradece, de hecho no acaban de cerrar el tema ante la sorpresa del público que no sabe si aplaudir o no, porque Roger Mas sigue en el piano e inician creo recordar alguno de los temas de aquel maravilloso Offering, Fresh Sound New Talent, 2008, primer trabajo de Marc Aiza. Otro momento grande de Richardson por las notas agudas, contrastando con los graves de Warburton. Una hora escasa pero contundente, todavía hubo tiempo para un bis, donde el quinteto volvió a trabajar perfectamente engrasado, Raynald soplando desde lejos para no romper tímpanos, (me maravilla la potencia de este hombre), Richardson por primera vez ajeno a la partitura, es lo que tienen las versiones. Y el trío como toda la noche convertido en una pantalla donde apoyarse con comodidad los dos solistas. Un pase corto pero intenso, cinco músicos que pueden tocar en cualquier club y convencer. Cinco voces que se fusionan con facilidad. + info | relacionados | Candido Querol