Queen Ifrica
Queen Ifrica
"Montego Bay"
VP Records / Galileo MC, 2009
Los sones de los tambores nyayabinghi que acompañan el spoken-word de T.T.P.N.C son un buen preludio de lo que se avecina. Tras la orgía del cuero y la plegaria invocada, el fragor de los metales de Montego Bay enciende la mecha de un disco tan vitaminado como un mango. Es esta canción un dance-hall que a pesar de sonar modernito encarna la esencia del genuino latido jamaicano. Y es que la hija del gran Derrick Morgan lleva en los genes las excelencias de una voz tocada por la varita mágica de Dios. En Coconut shell los rescoldos de soul que desprenden las cuerdas vocales de Ventrice (auténtico nombre de pila de la artista) calientan como un tizón al rojo vivo. Y tras ellos irrumpen unos arreglos que recuerdan a banda sonora de thriller o película de James Bond. Pese a que se baje la guardia en la instrumentación de Lioness on the rise, electrónica resbalosa mediante, la arrolladora fuerza ragga de Yad to the fast noquea entre elucubraciones digitales de fondo. Los aires melosos y embaucadores de Far away despiertan la vena romántica con una voz que acaricia como la seda. Suponemos que los calmados y afables enredos vocales de Daddy están dedicados al patriarca del rocksteady, es decir, su progenitor. Hay tiempo para honrar a la madre de todas las madres en Calling Africa, donde asoma el deje hip-hop con unos coros dignos de The Fugees. Aquí se pasa revista a todas las latitudes africanas, desde Zimbawe a Gambia. El formato de balada acústica aparece en la susurrante y embelesadora Streets are bloody, donde a buen seguro que trata de apaciguar los encendidos ánimos de los rude-boys en los shanty-towns jamaicanos. El disco se cierra con una sonrojante versión en español de Daddy. Y digo sonrojante por la horrorosa pronunciación en spanglish que destroza una versión más movida que la original. Un pecado menor que se le puede perdonar dada la calidez y altura de su prominente voz. Myspace, Galileo Mc // Miguel Ángel Sánchez Gárate