Pitingo
Pitingo
”Pitingo con Habichuelas”
Fontana / Universal
Primer disco del joven cantaor onubense Antonio Álvarez Vélez (Ayamonte, 1981) y alegría de la más fructífera huerta gitanesca. Desde su Madrid adoptivo y arropado por la prestigiosa guitarrería de los Habichuela, esto es, tío Juan, su hermano Pepe y los hijos de Juan, Camborio (el de la barba de Ketama y también exquisito productor) y Antonio (cantante de Ketama y aquí percusionista), Pitingo despliega una gran diversidad de recursos vocales: registros, adornos, quiebros, estilos… Su debilidad por el soul aflora en dos momentos: claramente en Celos, unos tangos arreglados con bajo y laúd; y sólo en los coros del primer tema, unas bulerías de hecho “cortas” pero anotadas como “soulerías”. En ambos casos la fusión funciona felizmente. Este hallazgo lo emparentaría con Concha Buika, pero escuchando a Pitingo quienes vienen a la memoria son clásicos como Caracol, Aurelio, Terremoto, la Paquera o la Fernanda, y también jóvenes como Arcángel o Poveda: tiene muy buen gusto. Seguiriya, soleá, alegrías, fandangos, granaína y malagueña son una clara apuesta por el flamenco: cantes nuevos, porque los personaliza, acompañados por guitarras mayores, maestras, que equilibran. El uso de esta fórmula lo emparentaría con Estrella Morente. Granadina como ella y los Habichuela, una Fiesta por tangos logra el máximo desgarro vocal, presente asimismo en la interpretación por bulerías de Quisiera amarte menos, el tango vals de Amadori y Canaro, que nos transporta al operístico mundo del cabaret de variedades de acá y de allá. Y todo ello acompasado por el mejor soniquete jerezano: en palmas y jaleos, Bo y Chícharo. // Garbín González