Pedro Javier González (guitarra) Horacio Fumero (contrabajo) La Cruilla.

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Sala Sandaru. SFB El Dorado, 20 de abril del 2023
Mi primer recuerdo musical es una guitarra y un laúd, dos músicos (aficionados) repasando canciones y tonadas populares. Pasan los años y uno de mis placeres musicales sigue siendo escuchar dúos de cuerdas dialogando emociones. Pedro Javier González, aficionado al flamenco (es frecuente encontrarlo como espectador en esta misma sala) es un compositor que empapado por aires sureños y mediterráneos sabe escribir melodías que deambulan con seguridad por diferentes músicas del mundo, entre ellas, por supuesto, el flamenco.
Horacio Fumero, el argentino que lleva mas de cuarenta años en Barcelona, es un maestro reconocido en el mundo del jazz internacional  (por algo empezó con Tete Montoliu) pero además según contaba el mismo, cuando llegó a España la pareja de Paco de Lucia y Camarón fueron de sus primeras referencias, por lo que queda claro que el flamenco no le viene de nuevo. 
Como es lógico este dúo no tardó en encontrarse y empezar a tocar juntos en varios escenarios, un servidor no había tenido todavía el gusto de escucharlos como dúo y el resultado no pudo ser mejor. Este ciclo de Cuerdas Furtivas seguí apostando por reunir músicos de diferentes registros y volvía a convencer.
Sin andarse con rodeos, González arrancó solo, como el que pasea por una tarde de primavera sin destino escogido, poco a poco los pasos lo llevaron hasta Cádiz y justo cuándo las alegrías son evidentes, el pulso de Fumero está añadiendo matices, sin prisas. Una vez que las alegrías son reconocidas, no tardará la pareja en salirse del cauce como les venga en gana y jugar a perderse para encontrarse como de sorpresa. Ahora arranca Fumero, un pulso seguro que poco a poco introducirá el compás de los tangos. González busca entre los aromas del tango estructuras que le den la libertad del jazz. Estos tangos, explica el propio González son una composición de UHF, el combo de Bolita, Caminero, Paquito González y Alexis Lefebre.  Músicos que han pasado por El Dorado dejando claro que el flamenco y el jazz pueden viajar juntos.
Después de algunas bromas sobre las dificultades de Fumero con la pronunciación de las letras z y  s, siguieron recorriendo paisajes.
Ahora entre falsetas de la guitarra, Fumero prueba el arco, enseguida lo deja y con pulso firme nos trae las notas de la nana del Caballo Grande de Camarón. Durante unos minutos la guitarra se queda discreta, como todos nosotros, escuchando esas notas precisas que nos trasladan en el tiempo. Pero poco a poco González cuela su sonido, y la libertad de ambos vuelve a brillar.
Cambiaron de escena musical y se fueron hasta la argentina de la juventud de Fumero. Su afición por los pájaros, le llevó a gravar allá por 2013 un disco muy especial que se llama Vuelos, la grabación fue en Buenos Aires y le acompañan nada menos que Diego Schissi al piano y Mariano Loiácono a la trompeta. Junto a González interpretaron Torcacita, si no conoces el disco deberías remediar el error lo antes posible. 
Torcacita es una zamba brasileña, y tanto Fumero como González acompañaron o lideraron en diferentes momentos para pasear con seguridad por el rico universo sonoro brasileño. Un gustazo. 
Ya que estaban, se fueron al tango, de nuevo supieron acompañar o liderar según tocaba y en cualquiera de los dos empleos seguían siendo compañeros fieles y seguros. 
Presentó Fumero (que se empeñaba en no usar micro) otro tema de Pedro Javier González, Camino del mar. González además de acompañar a otros músicos es sobre todo un guitarra solista. En sus composiciones busca ese aire indefinido en que la canción sobre pasa el estilo. En este caso este Camino del mar le permite pasear por aires flamencos pero sin casarse con ninguno en particular. Y cuándo le da la gana se va al estribillo de Quizás, quizás, quizás. Así es su música.
Les advirtieron que el tiempo corría en su contra. Aprovechó Fumero para comentar que cuándo Camarón gravó La Leyenda del tiempo, hubo que volver a inventarlo todo. Y entrando juntos en esa Leyenda del tiempo nos llevaron hasta el final. Primero fue González el que deletreó las frases lorquianas con su guitarra, después el contrabajo de Fumero, ¡que maravilla!
¡Pero lo que son los músicos que disfrutan del momento! Cuando ya nos íbamos, volvieron a salir, como aquel que se ha olvidado algo. Y las llamas siempre encendidas del maestro Falla dejaron constancia que esta pareja tiene unos gustos muy exquisitos y que un dúo a veces puede emular a toda una orquesta. + info | relacionados | Fotos: Ana Palma  

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