Osaka Monaurail
Osaka Monaurail
Barcelona, Sala Apolo 2
13 de diciembre de 2007.
www.myspace.com/osakamonaurail
Pocas veces se tiene la oportunidad de gozar en directo de una banda japonesa por tierras ibéricas, y cuando esa formación se dedica a hacer funky con convencimiento y eficacia, la propuesta no puede caer en el olvido.Y eso es lo que pasó en la Sala Apolo 2. Al mismo tiempo que Muchachito Bombo Infierno triunfaba sobre seguro en la sala principal, en el piso inferior, los curiosos con ganas de mover el esqueleto llenaban el local para contemplar, disfrutar y bailar al ritmo de los Osaka Monaurail. Y como no podía ser de otra forma, los japoneses triunfaron con ritmo y peculiar personalidad. En el transcurso del primero de sus tres actuaciones por territorio nacional, la formación hizo gala de un sonido depurado, de una interpretación perfecta de la clásica sonoridad y contundencia funky. Durante hora y media la banda se dedicó a interpretar clásicos y composiciones propias de este frenético ritmo que cuenta entre sus padres con el desaparecido James Brown. Y qué es lo que pudimos ver… Sigan leyendo… y descubrirán curiosidades de Osaka Monaurail.
El grupo, que actuaba por primera vez en España, ha editado su último álbum Reality for the People en el sello alemán Unique!, y tiene distribución a través de Nuevos Medios. La formación está compuesta por nueve personas, una completa sección de vientos de cuatro músicos, dos guitarras, un bajo, un batería y el líder del grupo, el cantante y teclista, y más que personal individuo, Nakata, una estrella que no para de bailar, de gestualizar y de imitar –me imagino– a su ídolo Brown.
Cuando Nakata canta y baila, el resto de músicos ejecutan al detalle cada uno de los largos temas. Los ejecutan tan bien que no tienen prácticamente tiempo ni de sonreír. Eso sí, la sección de vientos realiza entre sí alguna divertida coreografía, aunque lo que es la base rítmica, ni respiraba. ¿Se lo pasaron bien? Imagino que sí –el cantante seguro–, pero los demás, impertérritos y perteneciendo a una cultura tan, aparentemente, distante a la nuestra, cuesta de identificar. Mientras el cantante no se cansaba de repetir que era una noche especial en Barcelona, el resto de compañeros ni pestañeaba, concentrados en su partitura mental. Al final del concierto, ya en los bises, una señorita cantante de la que desconozco su procedencia, con voz negra aflamencada, subió al escenario a interpretar con Osaka un par de canciones. Sin quitar mérito a Nakata, esta señorita transmitió más energía y personalidad que el talentoso músico japonés y sus secuaces, aunque seguramente eso será causado por la sensación de proximidad.
Al final, llevado por la idea de que los japoneses lo copian todo a la perfección, y a pesar de disfrutar de la excelente música clonada, uno se queda con la sensación de haber visto una especie de androides ejemplares: todos elegantemente vestidos con guerreras militares, copiando un ritmo imparable y con un cantante que se sabe de memoria el repertorio de movimientos corporales de la más brillante estrella del funk. En resumen, una curiosa y divertida noche a la sombra de la música del imperio yankee. Japoneses copiando su estética musical y barceloneses bailando al compás. ¡Un flipe! // Antonio Álvarez