OKlahoma: Ana Morales, Pedro Barragán y Mariví Blasco.
Sala Sandaru. SFB El Dorado 6 del 10 del 2022
Esa misma mañana le habían concedido a la bailaora Ana Morales el Premio Nacional de Danza, así que empezábamos trimestre (y temporada) por todo lo alto. La catalana (residente en Sevilla) se reunía con otro paisano suyo afincado también en la capital andaluza, Pedro Barragán (guitarra) y la valenciana Mariví Blasco (soprano) para presentarnos este proyecto que se traen entre manos, Oklahoma. Los que tuvieron la oportunidad de ver el espectáculo que Morales presentó en Sevilla ya estaban advertidos de lo que le interesa a la inquieta bailaora en estos momentos de su carrera. Allí, junto al “Choro” y Júlia Acosta en el baile, Perrate (cante) Rycardo Moreno (guitarra) y el arpa de Ana Crismán presentaban Peculiar.
Barragán después de su aclamado disco “Chinitas” dejó claro que no le asusta entrar en terrenos peligrosos, el otoño pasado con Andrés Marín (el otro premio Nacional de Danza de este año) desafiaban desde este mismo escenario a la gravedad más segurizante. Y Mariví Blasco en su disco Las idas y las vueltas ya combinaba la música barroca con la flamenca.
Así pues la mesa en cuestión presentaba tres patas bastante sólidas para soportar cualquier cena. Pero el resultado, a mi modo de ver, no fue el esperado. Como todo proyecto que empieza, habrá que cambiar detalles y reforzar las bases en las que se apoya. Una puesta en escena atractiva, sencilla pero eficaz nos acercaba a uno de los momentos históricos fundamentales en la música en general. Las fusiones musicales que se dieron en Cuba al encontrarse la música clásica europea y las danzas africanas (y de esto Barragán sabe mucho) me pareció genial que la guitarra empezara con un latido potente que marcaba el pulso de una bailaora que desde el principio se movía con elegancia y distinción. La voz de Blasco de momento solo acompañaba rítmicamente la escena. La guitarra va guiñando falsetas y Morales con su baile las completa desde una libertad contagiosa. Perfectamente ligado pasamos a un “segundo acto” el público ha entendido que no se trata de escenas separadas y habrá que aplaudir al final. Ahora es Blasco la protagonista, y Barragán sólo acompaña cuándo es necesario. Un solo de soprano dónde queda claro el virtuosismo de la valenciana y el de la guitarra cuándo es su momento. Barragán va entrando en terrenos de guajira. La voz de Romero ahora se “aprovecha” de la petenera de Pepe de la Matrona y Morales baile con soltura, pero ese dejar la petenera para volver a aires “clásicos” en favor de la voz y en perjuicio del baile, me hizo cojear la mesa. En mi humilde opinión la soprano (quizás por ser la pata extraña en estos tinglados) exigía demasiada presencia a la guitarra. Cuándo quedaban baile y guitarra todo volvía a su cauce. También es cierto que cuando Blasco canta la petenera sabe perfectamente llevarla a Veracruz. Entra Barragán por solea y Blasco recoge ahora letras de Camarón, una soleá curiosa en que el compás no duda en modificarse o desaparecer para mayor honra de la voz. Aprovecharon Barragán y la misma Morales para apuntarse a las voces. Me gustó ese riesgo y creo que es una idea a seguir trabajando en el proyecto. Sigue un dúo precioso de Morales y Barragán, de esos en que menos es más. Morales rasga y desliza con sabiduría por seguiriyas y los palillos se oyen con finura en el silencio “terrible” de la sala ¡un momento mágico! Cambio de tercio radical son El cant dels Ocells con un acompañamiento sencillo de guitarra que irá creciendo y fluyendo hacia el flamenco a medida que desaparece la voz. Barragán lanzado acabando percutiendo en su guitarra, haciendo scat, silbando, y dando entrada a la voz que se vuelve a registros líricos que en este caso no interrumpen sino que sirven de puente para la entrada de Morales, trabajando de nuevo desde la originalidad. Un buen solo de la bailaora, con mucho equilibrio y elegancia. Ahora el dúo es de baile y voz, otro momento muy acertado con equilibrio entre las dos artistas. Morales dejó claro que puede bailar sobre registros de lo más originales. A partir de ahí se mezclan, recitado, arrebatos de ritmos, frenesí, en una conducción muy libre hacia un final que acaba sorprendiendo a un público que aplaude feliz ante la propuesta, a la salida como siempre comentarios de todos los gustos. ¡Cómo debe ser en cualquier propuesta arriesgada! + info | relacionados