Miguel Ortega (cante) Rafael Rodríguez (guitarra)
SFB El Dorado. 14 del 10 de 2021.
Estaba programado José Ángel Carmona al cante pero por motivos de salud hubo un cambio de última hora. Miguel Ortega ya estuvo en El Dorado, justamente con Rafael Rodríguez así que jugaban en terreno conocido. Empezó en solitario el guitarrista con unas seguiriyas que dejaron claro el nivel de este hombre. “El cabeza” que es como se le conoce en el mundo del flamenco, tiene una velocidad en el traste que le da esa vistosidad en el espectáculo y además esa seguridad en la creación personal que tanto se agradece en los momentos de la seguiriya en guitarra. Salió Miguel Ortega explicó lo que ya sabíamos con un recuerdo especial para José Ángel y se lanzó como ya es habitual por malagueñas. Está Ortega en ese momento de los cantaores en que la voz está ya muy templada, y puede arriesgar, si además el guitarrista sabe respetar los tiempos que necesita cada cantaor, todo tiene que ir sobre ruedas, como así fue. Un tercio por malagueña y enseguida cambio a cantes abandolaos, yendo graduando la velocidad ¡Que grande “El cabeza”! Anuncia Ortega que se va por alegrías, cantiñas o lo que vaya bien. Entrada alegre de Rafael que no necesita mirar sus dedos para saber por dónde nos va a llevar. Juego de voces arriba y abajo con majestuosidad de Ortega y vámonos pa Cadi. Falsetas preciosas de “El cabeza” que a veces no sabes cuándo va a dejar entrar al cantaor, pero se entienden perfectamente. Anunció Ortega las soleas y explicó que iba a viajar desde Sevilla (tierra de los dos músicos) hasta Cádiz, dejando Córdoba a un lado por la diferencia de tonalidad (Además de disfrutar de la música, en este espacio privilegiado, siempre se aprenden cosas nuevas) Entrada virtuosa de guitarra, llamando al cantaor con elegancia, y este entró con ganas de sacar el corazón por su boca, arriesgando sin miedo y yéndose arriba desde el primer momento. Anunció después unos tangos y se fue adentrando en ellos, primero por tientos y después ganando rapidez, como ya había pasado con las malagueñas. La pareja estaba perfectamente compenetrada, y la gente del público disfrutando de un concierto de flamenco clásico de los que tanto nos gustan. En los tangos además supo ir adentrándose en esas letrillas / canciones que le sirven para descansar un poco la voz y para que el guitarrista nos lleve a palmear o al menos a mover el cuerpo como si estuviésemos en escena. Vamos lo que hace Poveda cuándo quiere mover a 3000 personas. Ortega también lo hubiese conseguido, pero en la Sandaru somos más de escuchar y bailar por dentro. Después del pequeño “descanso” se atrevía el cantaor por seguiriyas, entrada suavecita de Rafael (ya había demostrado en su solo lo que sabía del palo) y deja que sea la voz de Ortega la que entre ya a por todas desde un principio. Cante de esfuerzo, de riesgo, seguiriyas negras de las que duelen. La guitarra también quiso rebuscar entre lo más profundo pero dejando el protagonismo a la voz, con esas bajadas de volumen que tan bien saben hacer los que tocan para el cante. Para cerrar la noche quiso rendir un sincero homenaje a quien según Miguel Ortega ha sido el mejor cantaor de fandangos: Paco Toronjo. Explicó las aventuras “etílicas” de Paco y el padre de Miguel, que siempre se agradecen como “anecdotario” y se marchó hacia Alosno, y fue cantando y “contando” esas típicas letrillas que hiciera famosas Toronjo y otros cantaores onubenses. Como era de esperar abandonó el micro para acercarse mejor a su ídolo. Y después de unos muy merecidos aplausos, todavía salieron para completar otra letrilla de fandango. Una fiesta muy auténtica. + info | relacionados | Fotos: Joan Cortès