Marisa Monte
24 Guitar Festival BCN
Gran Teatre del Liceu,Barcelona. 30 de abril de 2013
Marisa Monte presentaba en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, dentro del 24 Guitar Festival, su espectáculo Verdade, uma ilusão , que se estrenó en Curitiva el 1 de junio de 2012 y que corresponde a la sexta gira de esta artista. Un espectáculo, y vuelvo a repetir el término, porque era eso, más que un concierto, donde estaba todo milimetrado, donde se repetía exactamente lo que habían visto las miles de personas que lo habían podido seguir hasta el 17 de abril de 2013, en 70 ocasiones en Brasil, y a partir de esa fecha, en Europa, donde está en la actualidad, Argentina, EE.UU, y nuevamente Brasil.
Un espectáculo calculado hasta el último detalle. Con cambio de vestuario incluido (en realidad es un vestido doble, del que se desprende de una parte en el escenario); con una serie de proyecciones cuidadísimas que acompañaban cada uno de los temas, algunas de ellas verdaderos cortos cinematográficos, que a veces incluso se extendían más allá del escenario, llenando el frontal del teatro; con un grupo de nueve músicos, una amalgama entre instrumentos eléctricos y cuarteto de cuerda, que la acompañaban de una forma impecable en todo momento; y con la cantante como protagonista absoluta. Eso era exactamente lo que buscaban las más de dos mil personas que la escucharon con verdadero fervor, y Marisa Monte no defraudó; perdonándola incluso, me atrevo a decir, algunos de sus tics de diva, como el que no permitiera más que dos minutos de los dos primeros temas para que los fotógrafos de prensa pudieran hacer su trabajo, (aunque todo el público no hacía más que fotografiar y grabar con sus móviles), o la insistencia en dirigirse al público en inglés, lo que hizo todo el rato, aunque una gran mayoría de los asistentes se identificaron como brasileños y a los restantes no parecía que les costase entenderla hablando portugués.
Empezó con el título que da nombre a su nuevo álbum, O que você quer saber de verdade, seguido del tema Descalço no parque, también nuevo; después Arrepio, una de las canciones de su disco Barulhinho Bom; Ilusion, que tiene grabada junto a Julieta Venegas, y vuelta a su último trabajo con Depois y Amar alguém. De su disco Mais, Diariamente, inmediatamente reconocido y aplaudida por los espectadores; Infinito particular, que da título a otro de sus trabajos; y E.C.T. Al acabar esta canción habló por primera vez con el público y explicó que el tema que acababa de interpretar se llamaba así porque eran las iniciales de la Empresa de Correos y Telégrafos, y que le encantaba traerla esta noche porque le recordaba a la desaparecida Cássia Eller que vino a su casa hacía mucho tiempo a buscar un tema y ella le enseñó, entre otras, esta canción compuesta junto a Carlinhos Brown y Nando Reis, que la cantante la escogió para grabar. Un homenaje a alguien a quien echa mucho de menos, dijo, y era así porque notaba su presencia…
De mais ninguem y Beija eu la hicieron volver a sus canciones más famosas, para, de inmediato, hacer una incursión en un tema del también desaparecido Paulinho da Viola, Para Ver As Meninas, a quien ella admiraba profundamente. Luego empezó a presentar a una parte de sus músicos, por orden de años que la llevaban acompañando; y otra versión, en este caso de una canción italiana que interpretara en su momento Mina, Comme tu me vuoi. Volvía a su nuevo CD con Ainda Bem, y Verdade uma ilusã o, nombre del espectáculo. La siguiente fue A sua; entrando en el tramo final nuevamente con temas conocidos como Gentileza, Eu sei (na mira) recibida con aplausos, para seguir con Velha Infância, un recuerdo a Tribalistas que la gente agradeció cantando junto a ella, igual que lo hizo con Não vá embora, una canción que tiene grabada junto a Adriana Calcanhotto.
Tras más de dos minutos de aplausos, llegó el primer bis, Amor I love you, que interpretó ella sola con su cavaquinho eléctrico, que había ido alternando en escena con la guitarra española llena de pegatinas, como siempre, y la guitarra eléctrica. Aquí surgió la única nota inesperada de la noche, cuando una espectadora quiso subir a cantar con ella, cosa que luego, ya en el escenario, no hizo. Una anécdota que Marisa Monte resolvió con muchas tablas, ya que hace que se repita en cada actuación. Acababa el espectáculo con la famosísima Já sei namorar, nuevamente de Tribalistas, entre el delirio de los presentes, después de 90 minutos y veintidós temas, seis de su nuevo trabajo.
Podríamos objetar, ante la actuación de Marisa Monte, que había una absoluta falta de riesgo, que es algo totalmente programado, que no sorprende a quien ya lo conozca… Pero el espectador que estaba allí aquella noche se supone que era la primera vez que veía Verdade, uma ilusão, y se dejaba llevar por un espectáculo impecable; con Marisa Monte y sus nueve músicos rozando la perfección; con proyecciones, obra de algunos de los mejores video artistas de Brasil, que en algunos casos casi llegaban a interferir en las canciones, dado su interés; con una profesionalidad, una amabilidad y una cercanía, pese a lo preparado que estaba todo, que por momentos hacía olvidar la rígida estructura sobre la que se sustentaba. Puede que Marisa Monte no sea una representante real de la Música Popular de Brasil, más cercana a fórmulas pop o con remembranzas rockeras y de los grandes compositores románticos de su país (confesaré que para mí, y perdonad el atrevimiento, tiene mucho de Roberto Carlos), pero no hay duda que es una de las referencias musicales brasileñas, y la otra noche nos demostró el por qué. + Info | Relacionados | Escucha el programa |Texto y fotos: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO