Marina Rossell
“Clàssics catalans…”
World Village / Harmonia Mundi
Hay artistas que han hecho de la tradición una fórmula recursiva, y otros que han configurado su estética a partir de un ideario de vida. Marina Rossell está, sin duda, en el segundo grupo. Con su habitual voz cristalina (¡qué gozo oírla en Llevantina) y ese personalísimo trino rosselliano, la cantante presenta su particular homenaje a la Renaixença catalana, sin sentimentalismos –y eso supone una agradecida desnudez de la típica épica “sinfónica” con que se revisten esta clase de productos– y con una necesaria revisión en clave moderna. Grabado con músicos del entorno de Marc Parrot y arreglos de Maurici Villavecchia, más un trío de colaboraciones a dúo (Miquel Gil, Santiago Auserón, Chicuelo y Miguel Poveda), se reúnen aquí una larga colección de clásicos como la habanera El meu avi (de Ortega Monasterio), versiones en tono elegíaco de L´emigrant, encubiertas sardanas (Per tu ploro) y canciones de cuna (No-ni-nó, Dorm, nino), villancicos y spirituals de doble lectura, poemas de Espriu, Maragall y Verdaguer, un puñado de piezas propias y otras que casi lo son –como, por supuesto, La gavina eterna y los himnos Virolai y Els segadors– entre sorpresas como El cavaller enamorat, la sensible Queda´t de mi alguna cosa, la cabaretera Mare de Déu del món o los guiños celtíbero-hebraicos en los temas de aire navideño. Si al disco se le añade además un DVD con un concierto que Rossell ofreció en el Palau de la Música hace un lustro (adelantando buena parte del repertorio aquí incluido), el resultado pasa a ser uno de los trabajos más completos y redondos de su autora. // Iván Sánchez Moreno