María Hinojosa & Eduard Iniesta
María Hinojosa & Eduard Iniesta
Fresc Festival, Sabadell 17 de julio de 2019
Es una lástima que los conciertos de María Hinojosa & Eduard Iniesta no se produzcan más a menudo. Los compromisos de ambos artistas con sus carreras individuales —María Hinojosa acababa de llegar de dar unos conciertos y se iba el día siguiente por la mañana para unas actuaciones en Francia; y Eduard Iniesta estaba en plena gira de su último disco, White Hole— hace que estos encuentros se dilaten en el tiempo más que lo que ellos mismos querrían y, por supuesto, lo que a los espectadores les parece bien.
Esta vez era una invitación de Joventuts Musicals para el Fresc Festival de Sabadell, lo que había logrado reunirlos nuevamente, en el espectáculo que estrenaron en junio de 2018 en el 4Djazz de Palafolls, que han ido presentando en diversos escenarios, siempre con ese espíritu innovador que les caracteriza, recreando, para cada ocasión, un repertorio que adecuan a cada uno de los lugares donde lo presentan.
María Hinojosa Montenegro es una de esas cantantes líricas que tiene unas cualidades técnicas que le permiten adaptar sus interpretaciones a lo que las canciones solicitan. Si hace, por ejemplo, un tema de The Beatles, no es, como en otros muchos casos pasa, una interpretación operística la suya, porque su amplitud de registros y su extraordinaria técnica, nos transporta de forma fácil y natural, hacia donde la canción pide; aunque cuando el tema lo necesita, no le cuesta nada recordarnos que estamos ante una soprano extraordinaria. Muchos son los teatros y las salas de todo el mundo que han acogido sus interpretaciones, tanto en representaciones operísticas como de concierto.
Eduard Iniesta, por su parte, tiene una dilatada carrera de intérprete de instrumentos de cuerda pulsada y de compositor. Especialista en doble cuerda, es requerido por orquesta y salas de toda Europa —es el caso de los conciertos i grabaciones que, junto a la soprano Cecelia Bartoli y el tenor Javier Camarena, acompañados de la orquesta es Musiciens du Prince, ha hecho hace unos meses—. Su carrera es, de forma voluntaria —según él mismo nos comentaba— muy ecléctica y casi imposible de calificar. Incursiones en el mundo de la música clásica, en el jazz, la música pop, el folk, las músicas tradicionales mediterráneas, y un largo etcétera, así lo demuestran. Lo hemos podido ver en el Auditori de Barcelona, con la Orquesta Sinfónica de esta ciudad; acompañando a cantantes consagrados, como Marina Rosell o Maria del Mar Bonet; con artistas jóvenes, tanto de la música como de la danza; y especialmente, en su amplia faceta de compositor. Ha intervenido en más de 200 grabaciones, una decena de ellas, producciones propias, como este White Hole que acaba de lanzar.
Dos sillas y dos atriles, una mesita, tres guitarras y dos amplificadores, eran el entorno donde los dos músicos iban a ofrecernos sus interpretaciones —un entorno en principio pensado para un anfiteatro exterior, pero que el mal tiempo aconsejó trasladar al Auditori de la Caixa de Sabadell—. Se presentaron vestidos de forma tal —María Hinojosa llevaba un elegante vestido pantalón rojo, que completaba con unas deportivas; Eduard Iniesta un traje negro, con una camiseta y también unas deportivas— que ya presagiaba esa adaptación de las músicas que iban a interpretar, a lo que éstas exigían.
Tras un preludio, con un tema instrumental del propio guitarrista, era a Gabriel Fauré a quien interpretaban, concretamente, Après un rêve, donde María Hinojosa, con una versión absolutamente ortodoxa —de las pocas que haría de esta forma— descubría, para los que no la conocieran ya, su preciosa voz.
Cambio de guitarra —de una española de concierto a una Fender eléctrica—y cambio de registro vocal, para Ballad of a soldier’s wife, de Bertolt Brecht y Kurt Weill. En el más puro estilo del cabaret alemán, en el exilio —el tema fue estrenado por Lotte Lenya—. De la dulzura de la voz y la guitarra, de la melodía de Fauré, habíamos pasado a la contundencia de esta canción.
Volvíamos a los clásicos con uno de los temas que ellos han reinterpretado de una forma original, sin perder la esencia del mismo, con un resultado espléndido: Bachiana Brasileira nº5, del brasileño Heitor Villa-Lobos. Una primera parte con reminiscencias de las improvisaciones que Jacques Loussier ofrece, con su piano, de las obras de Bach, para, luego, volver a la forma clásica de interpretar el tema. Uno de los momentos mágicos del concierto.
Ahora llegaba una composición del propio Eduard Iniesta, Agafa’m per on vulguis, una poesía musicalizada por él, sobre un poema de Segimon Serrallonga, llena de sensibilidad. Lo acababan con No lo conocía nadie, también de él mismo.
Pasaban entonces a uno de los temas más populares de la noche: Night & Day de Cole Porter. Un estándar clásico que ellos llevan a su terreno, para pasar a otra de las canciones que ellos han adaptado de forma más personal: Alabama song. Nuevamente Kurt Weill i Bertolt Brecht, con la voz de Eduard Iniesta, en este caso, con un timbre obscuro y desgarrado, acompañada de los acordes repetitivos de su guitarra eléctrica, que dejaba paso a la voz de María Hinojosa, también con un timbre impostado, para unirse ambas, posteriormente, en un final in crescendo con sus voces mezclándose, hasta el brusco final.
Y llegaba el primero de los temas de The Beatles, Across the Univers, del que hicieron una versión extraordinaria, con sus voces conjuntadas en una armonía llena de sutilezas, potenciando la delicadeza de esta balada. Otro momento estelar. Después era Honey Pie, el divertido tema que el grupo de Liverpool creó con aires de los años 20, y que María Hinojosa y Eduardo Iniesta llevaban hacia los musicales americanos de los años 40.
Ahora era el turno de Georg Friedrich Händel y su Lascia ch’io pianga, un tema del compositor alemán, representante del barroco británico, que ellos reinterpretan de una forma muy personal, pero llena de gusto y sensibilidad, acercando esta obra al público, en sus conciertos, de una forma respetuosa, pero libre, logrando otro de esos momentos mágicos.
Federico García Lorca escribió el precioso poema, Sorpresa, que Eduard Iniesta ha musicalizado con aires de la llamada canción española clásica, y que sirve para que él con la guitarra, y María Hinojosa con su voz, puedan lucirse, rememorando esas formas que nos retrotraen a grandes páginas de la canción lírica.
Cambio absoluto de estilo. Nah, Nah, Nah, del grupo belga Vaya con Dios, era la elegida. Una canción con un estribillo muy pegadizo que fue coreado por el público y que generó un ambiente alegre y divertido. Sin solución de continuidad, siguieron interpretando otros temas.
El primero de ellos, Vida Vulnerable, otra de las piezas de Eduand Iniesta —ya la conocíamos interpretada, hace unos años, en directo, por él mismo y Franca Masu— en una versión en la que las voces de su autor y las de Maria Hinojosa volvían a crear esa magia que ya habíamos sentido en otros momentos del concierto.
Entonces, según explicaron, iban a estrenar una canción que el día anterior, por la tarde, Maria Hinojosa le había pedido a Eduard Iniesta, interpretar en el concierto. Un tema harto complicado, como es Aguas de março, considerada un clásico —para muchos la mejor, o de las mejores— de Antonio Carlos Jobim, que se hizo muy famoso gracias a la interpretación que él mismo hiciera, junto a Elis Regina. Una letra que, como si de un collage se tratase, va presentando unas imágenes que cada uno de ellos va rememorando. Una versión divertida, cómplice, la que ofrecieron a pesar de que —y lo sabemos de buena tinta— realmente la habían estado preparando la tarde anterior. La calidad de ambos hacía que pareciese una de las canciones de su repertorio de siempre.
En los bises, y por petición del público, llegó el fado de Amalia Rodrigues y Carlos Gonçalves, Lágrima. Una de las letras más contundentes que se han escrito, que ellos interpretaron de una forma, nuevamente, llena de sensibilidad, creando una atmosfera ideal para ir acabando el concierto; demostrando, a la vez, la posibilidad de ambos de desenvolverse en todos los estilos, con una facilidad y un dominio absolutos. Volvía la magia.
Finalmente fue otra de las canciones de Eduard Iniesta, la nana, Pensant en tu, un magnífico tema que aún permanece inédito fuera de los escenarios, pues aún no lo ha grabado. Para volver, ahora sí para acabar, con Kurt Weill i Bertolt Brecht, y su Alabama song.
La de la otra noche fue una actuación que reafirmó esa sensación de la que hablábamos al principio: es una lástima que no puedan prodigar sus conciertos juntos por cuestiones de agenda, porque el espectáculo es magnífico, con algunos momentos mágicos, como estamos subrayando, gracias a los arreglos y las interpretaciones de ambos artistas, que lo hacen absolutamente imprescindible. Una cosa más: ¿Para cuándo el disco? Lo estamos esperando. +Info | Relacionado | Texto y Fotos: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO