Marco Mezquida

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“Tornado” Autoeditado, 2023

Es curioso, como al contrario de algunos grupos de pop, que se enorgullecen de llevar juntos desde la escuela o instituto, en el jazz, la mayoría de compositores ha ido escogiendo sus compañeros de “juegos” según el proyecto que desarrollan. Poco o nada tiene que ver el trío de Jarret (con DeJohnette y Peacock) para revisar estándares, con sus cuartetos europeos o americanos de los setenta, el trío con Motian y Haden o sus trabajos con Charles Lloyd. Me permito recurrir a Jarret, por tratarse de un músico que gusta a Mezquida ¿y a quién no? Pero podíamos estar hablando de Miles, de Ellington o de Guillermo Klein, qué más da.
En este nuevo trabajo del compositor de Menorca, Tornado, 2023 el formato escogido sigue siendo el trío pero sus compañeros son Masa Kamaguchi (contrabajo) y Ramón Prats (batería) las composiciones son de Mezquida excepto un tema de Prats (Taifü) y una colaboración de ambos para Bon ball tenim. Pero vamos paso a paso.
Una portada con regusto a infancia (esos niños jugando a pídola) y libertad (esos pájaros) envuelven las nuevas composiciones de nuestro pianista más universal.
Este Tornado (no es peligroso) conjuga perfectamente la energía de estos tres grandes músicos con la sensibilidad de momentos mágicos que no están tan lejos de Talismán, 2020.
Es verdad que ese Openning + popular noise con que arranca el disco nos trae un Mezquida y Prats desafiantes, pero es más bien un toque de atención para que abramos los oídos, como ese picante al principio de los menús orientales. Será en Tornado final, cuándo Kamaguchi se pone serio y toma el timón de la nave y obliga al trío a agarrarse fuerte. Prats (al que el free le entusiasma) se alía con  gusto y Mezquida deja que las repeticiones formen un entramando que acaban reflejando sus gustos diversos.
Bon ball tenim, Prats saca la “quincalla sonora” Kamaguchi sigue con ese espíritu bravío que le hace ser tan respetado en cualquier formación  y Mezquida en este caso se conforma con  ser una de las tres patas del trípode (sin más protagonismo) En Fellini ¡cómo no! ya se permiten, después de un primer minuto veloz, y una vez ha hecho su solo Prats, entrar en un terreno más swingueante y al mismo tiempo surrealista, aunque sin reducir el tempo.
I love you both (Emotional tornado) deja que la sección rítmica siga “vigorosa” pero Mezquida ya muestra ganas de lirismo. Escenas más relajadas. Un puente a esa maravilla titulada Self Portrait. Esta es una composición  que sin duda debe ocupar ya un lugar privilegiado en cualquier lista, si la escuchases en un disco de Oscar Peterson creerías que lleva toda la vida con nosotros, pero Kamaguchi mete lo que quiere por el medio, Mezquida muestra toda su dulzura y sabes que esto está pasando en 2023 y no antes ¡Bravo!
Siguen con Pasión, parece que Prats se ha metido en una procesión de Semana Santa, el piano acompaña el duelo y vuelve a dejar claro que en el universo de Mezquida la música clásica y el jazz conviven sin problemas.
Y llega Taifü (Japanese Typhoon) el tema que aporta Ramón Prats. No hace mucho que en una entrevista me comentaba que sus gustos musicales iban sin problemas del jazz a la Velvet o a los Sonic Youth. Y aquí el baterista de Banyoles ha querido jugar a mezclar con placer guiños de pop con el jazz sin etiquetas. Mezquida sabe soltar ondas sonoras que le sientan muy bien y Kamaguchi con esa pulsación segura y férrea cierra filas.  En directo esos cuatro minutos podrán convertirse en doce y no habrá críticas por mi parte.
Beibita, sorpresa, un órgano irrumpe como algo celestial, pero enseguida el piano dirigiendo al trío nos lleva a recorrer pasajes que hablan de primeras épocas del jazz, cuándo su presencia en las iglesias de Harlem no desentonaban. Un tema que aporta serenidad. Como puedes ir comprobando este Tornado combina perfectamente la tormenta con la calma.
First dance, un ritmo totalmente diferente se alza misterioso, batería y contrabajo pueden estar en una taberna irlandesa mientras que el piano desarrolla escalas y propone melodías que no pueden resultar indiferentes a nadie que tenga un mínimo de buen gusto. De nuevo música ajena a cualquier frontera espacial o temporal.
Otosan, me imagino a Mezquida rebuscando en las tripas del piano, el contrabajo investiga y Prats juega con los platos, es un momento, pronto el piano se pone serio, un pelín oriental o ¿es que refleja efectos auditivos producidos por el Otosan? Cualquiera sabe. Lo cierto es que es un tema que sirve de puente entre sus dos vecinos. Porque  ¡cuidado! Para el último tema, Adiós Abuela merece que  te detengas en lo que estés haciendo, tomes aire y dejes que esta preciosa canción, sí canción (ya veremos quién le pone letra). Te seduzca una o las veces que quieras escucharla. Al principio hay detalles de contrabajo que le ayudan a entrar y esas escobillas de Prats a mitad del tema, pero te das cuenta que lo van a dejar solo con toda la emoción que supone esa despedida familiar. Y Mezquida saca lo mejor de sí mismo, se mete dentro de la composición y ajeno a todo se deja llevar por el corazón.   + info |relacionados | Fotos: Mireia Miralles

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