Maher Kamal
Maher Kamal
“Ahla Andalusi”
Nesma Music, 2008
“¡Qué suerte tenéis… andalusíes! Agua, sombra, ríos y árboles. Paraíso eterno, vuestros lares, lo elegiría entre millares…”, rezan las líneas del poema Ahla Andalusi (Al Andalus, el eterno paraíso). Estos versos son una prueba irrefutable del amor que sentían los árabes por el vergel sureño de la nuestra península en la época de dominación musulmana. Convertida en una próspera civilización gracias a su cultura, ciencia y arquitectura, los poetas ensalzaban Al Andalus con los moaxaja. Eran estos unos poemas que eludían la tradición, se regían por las rimas libres, y acompañaban músicas y cantos. Maher Kamal, un compositor y cantante egipcio de la misma ciudad que vió nacer a la gran diva Oum Kalsoum, ha caído prendido por la belleza de esta singular lírica. Y en este disco de nueve canciones rinde su particular homenaje a poetas de la talla de Ibn Jafayâ de Alzira, Ibn ´Arabi de Murcia, Hamda bint ziyad al-Mu´addib de Alhama, Nazhún bint al-Qila´i de Granada, y otros autores anónimos que evocaron con sus plumas la grandeza de una tierra con un pasado esplendoroso. La orquestación con cuerdas clásicas (violín, violoncello) y orientales (kanun y oud), percusiones y coros incluye ciclos rítmicos como la rumba, el masmoudi-maqsoun, el wahda o el saba darij, compases desconocidos para los no versados en músicas de corte árabe. Los modos musicales del rast, nahawand o bayati que engalanan la música sirven también para resaltar la atractiva voz de Maher Kamal. Las canciones se prestan a secundar sensuales danzas, caso de la Ya Haman (Amor sufí) con una adictiva percusión que incita a lanzarse al baile. Quizás uno de los momentos más delicados del álbum sea el de Aya morady (¡Oh! Mi deseo), en el que la desnuda y emocionada voz de Kamal restalla en primer plano con un único laúd como acompañamiento. Salvando algo las distancias Ahla Andalusi recuerda bastante el álbum Egypt, en el que el senegalés Youssou N´Dour, junto a una orquesta egipcia, rendía pleitesía al sufismo. Al escuchar Ahla Andalusi el oyente casi puede embriagarse con el perfume de los naranjos. Y si cierra los ojos, intuir el borboteo del agua de unos jardines como los del Generalife granadino. www.myspace.com/maherkamalmusic Relacionados // Miguel Ángel Sánchez Gárate