Lucia Álvarez “La Piñona” (baile) “El Mati” (cante) Francisco Vinuesa (guitarra)
Sala Sandaru. SFB El Dorado 15 del 12 del 2022
Matías López “El Mati” Badía del Vallés 1985 ya había actuado en la Sandaru el año pasado, con una formación rompedora, guitarra, batería y él mismo al cante y bajo eléctrico. En esta ocasión venía como cantaor del cuadro flamenco que dirige la gaditana Lucia Álvarez “La Piñona” ambos han sido ganadores en Las Minas, La Piñona premio Desplante en el 2011 y El Mati La Lampara Minera en el 2019. No era de extrañar pues que empezaran por tarantos, pero no corramos tanto. En la guitarra el malagueño Francisco Vinuesa. La sala del centro cívico Sandaru se volvió a quedar pequeña (hubo que añadir sillas laterales) y el público puesto en pie al final de la tarde corroboró que el cierre del trimestre fue de los que no se olvidan fácilmente. Arrancó Vinuesa con un toque limpio que me recodó a Sabicas en aquel taranto por rondeña (Pedro el Morato) con Morente. Y entró El Mati, con esa voz que te enamora a la primera de cambio. Mucho espacio para la guitarra, que lo llena con gusto y vemos aparecer por la izquierda del escenario una mano que nos advierte de la entrada discreta de La Piñona y parece indicar que de momento nos fijemos en las manos. La gaditana se desplaza con soltura por el escenario y de momento a dúo perfecto con el toque rítmico y preciso de Vinuesa, nos muestra su riqueza de baile de brazos y manos, aunque no tardará a entrelazarse con la rítmica de Vinuesa. Vuelve a entrar El Mati, la voz ronca de un cantaor que parece viejo (seguro y profundo) es genial como los tres artistas se complementan sin que ninguno solape al otro, y así durante casi media hora, ¡tremendo! Había momentos en que costaba no aplaudir, sobre todo cuándo La Piñona y Vinuesa se enredaban en un frenesí colosal. Hubo un momento en que se quedó sola la bailaora, creciendo desde el silencio, poco a poco moldeando el compás, para llevar al trio a unos tangos que marcó ella con los palillos y Vinuesa con la guitarra. Y El Mati encontró su espacio para cantarlos con gracia gaditana. Y La Piñona se volvió a aliar con Vinuesa que le tocaba con discreción pero con un pulso increíble y a continuación con El Mati, dúos increíbles que engrandecen a cada uno de los artistas. Cerraron volviendo a Cartagena. Se queda solo Vinuesa, que tras de afinar, nos regala una preciosa soleá. Francisco Manuel Vinuesa Gambero (Málaga 1985) otro que como El Mati, no llega a los treinta y ¡Dios como toca! De acuerdo que tienen guitarras que suenan maravillosamente bien, pero eso no le quita el mérito. Afinó, entraron El Mati y La Piñona y se fueron por alegrías. Mientras entraban por la bahía, Vinuesa se permitió meter unas notas por guajira, para detener el tiempo y dejar que El Mati hiciese una entrada típica pero más lenta de lo normal, jugando con la tensión. La Piñona con traje de cola que maneja con precisión, hubo momentos en que sujetaba la cola con una pierna, mientras que con la otra iba girando (difícil y elegante) * al final del artículo tendrás un video de su actuación en la Bienal de Sevilla de este año con su espectáculo Insaciable, con la dirección artística de Estévez- Paños, acompañada también por El Mati. La guitarra se dedicó a tocar una dulce melodía para que La Piñona mostrara su elegancia y por un momento todos nos olvidamos de dónde estábamos, hasta que El Mati (resulta que también es un gran palmero) nos devolvió a la realidad. Y con esa letrilla de Camarón, Bendita sea mi tierra, volvimos a Cádiz y sus alegrías. Letra del de La Isla, a quién El Mati no quiso imitar en ningún momento, dejando su sello personal, que para eso lo tiene. Y aprovechó El Mati para presentarse y anunciar que seguían por granainas. Si hay un palo dónde la guitarra se luzca en la entrada es sin duda en las granainas, así que puedes imaginarte lo que fue escuchar a Vinuesa en una entrada sin prisas. Este hombre tiene el temple seguro y una delicadeza muy especial, quizás porque no tiene prisa en decir lo que sabe. La entrada de El Mati, también fue sincera y tranquila. Pero con todo el sentimiento que requiere este cante. Aprovechó El Mati para los agradecimientos y presentaciones oportunas y anunció soleá. Cambio de vestuario de la bailaora (el negro elegante y discreto) entrada de Vinuesa, sencilla pero marcando muy bien el compás. Y entrada desde las profundidades del cantaor, sin prisas. Con esos melismas que tan bien trabaja. La Piñona en furia contagiosa (perfectamente hermanada con la guitarra) la tensión en la sala como niebla que se mastica. Jugó de nuevo La Piñona a quedarse sola y que entrase desde atrás el refuerzo de la guitarra (momentos preciosos) Es un espectáculo en que el baile es quién dirige, por lo que mantiene o modifica la tensión a su gusto. Público ya puesto en pie, pero todavía había tiempo para una despedida por bulerías en que La Piñona quiso homenajear a la figura del torero, Vinuesa a Moraito y El Mati a Lole y Manuel. + info | relacionados | Fotos: Joan Cortès