Lidia Pujol

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Lidia PujolLidia Pujol
Festival Barnasants.
Barcelona, L’auditori
11 de enero de 2008


Igual que el universo tiene unas reglas y una dinámica invisible que hace que todo el sistema funcione armoniosamente y sin errores, Lidia Pujol, junto a su formación y su repertorio, siguió ese mismo proceder. Con una pauta oculta, cantante e instrumentistas ejecutaron la función a la perfección con corazón, calidez y virtuosismo. Dentro del BarnaSants,  y en formato reducido de guitarra, batería, bajo, piano y voz, los de Lidia Pujol, y ella misma, disfrutaron de su actuación, tanto como el público, creando conjunción.
Con una sobria puesta en escena salpimentada de algún adorno, el peso de la escenografía recayó en la propia vestimenta de Lidia, que empezó su actuación entrando en el escenario –sin aplausos– ataviada como novia fantasmal. No obstante, no realizó demasiadas interpretaciones teatrales, con lo que el concierto dio en la diana de las almas que se reunieron frente a la artista.
Posiblemente algunos esperarían escuchar nuevas y viejas canciones, pero la banda apostó íntegramente por las composiciones del último trabajo discográfico Els amants de Lilith, sin que la melancolía se adueñase de los oyentes. Temas como Caterina de Lió, La nina i son germà, La mort i la doncella, y en especial esa poderosa y desconcertante Cecília apuntalaron el éxito entre el público.
Las canciones del disco hablan sobre los fantasmas ocultos de la cultura catalana, aunque podrían haber sido de cualquier otra, porque todas los tienen. Violencia de género, abuso a menores o necrofilia, temas tan antiguos como el ser humano, han acabado siendo fuente de inspiración e investigación junto al aderezo de una música tierna, sutil y envolvente que el grupo, con Dani Espasa a la cabeza, ha sido capaz de crear.
Lidia Pujol cantó con verosimilitud, con sinceridad, mostrándose comunicativa, juguetona y contenta. Su voz sonó convincente, sin excesos, dando el tono justo a unas canciones que se muestran más complejas y necesitan mayor tiempo para deglutir que las de su anterior disco Iaie. En general, y sin quererlo, Lidia volvió a demostrar que es una de las mejores vocalistas catalanoespañolas que tenemos en la actualidad. Un goce para nuestros oídos, nuestro corazón y nuestra mente.
Para acabar, Lidia Pujol y su banda cerraron el espectáculo con la canción Navega Sola de Maite Martín, en castellano, y dando buena muestra de su poderío en cualquier idioma, con “seny i sense disseny”. // Antonio Álvarez