Lenine

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Festival Grec
Barcelona, Teatre Grec
10 de julio de 2007

Nueva visita de este autor, compositor, cantante, productor e instrumentista brasileño. Y, de nuevo, otro gran concierto. Lenine es de esos grandes artistas cuyos discos tienen poca repercusión mediática, pero que, visita a visita, convence a todos y cada uno de los que ven sus espectáculos, convirtiéndolos en seguidores acérrimos. Curiosamente, sus más recientes y recomendables trabajos han sido dos directos: In Cité (Sony Bmg Music, 2005) y MTV Acústico (Sony Bmg Music, 2007), el primero grabado en la parisina Cité de la Musique en formato de trío; el segundo, en el paulista Auditorio Ibirapuera acompañado de una orquesta de cuerdas, metales e invitados como Julieta Venegas, Richard Bona o Iggor Cavalera (Sepultura). De ambos conciertos se editaron sendos dvd y de ahí se extrajeron los compactos. En esta ocasión, el atractivo marco del Teatre Grec acogió una reproducción, con pequeños cambios, del segundo de ellos. Acompañado de sus incondicionales Jr. Tolstoi, guitarras, Guila, bajo, y Pantico Rocha, batería, más una efectiva y colorista sección de metales (Jesse Sadoc, trompeta, Aldivas Ayres, trombón, y Zé Canuto, saxofón), Lenine ofreció uno de los mejores conciertos de los que he podido verle (y son unos cuantos). Más de una veintena de canciones sonaron en dos horas largas de concierto con un público entregado y un Lenine seducido por esa respuesta y por el impactante marco donde se produjo. Ese emocionante paseo por su carrera musical y que muestra su original fusión de rock, pop, MPB y ritmos afro-brasileños, empezó con Na pressão y tuvo su punto alto a mitad de concierto, con los primeros acordes de Jack Soul Brasileiro. En ese momento el público ya no pudo aguantar más y dejó sus asientos para ponerse a bailar. Y es que sus canciones tienen un groove continuo que, por lo menos, te obliga a marcar el ritmo con los pies (aunque estés sentado, como era el caso). Una vez levantado el público, el ritmo ya no decayó. Hasta tres veces volvió a salir a escena el pernambucano, que a menudo ocupaba el amplio espacio entre gradas y banda bailando, suavemente pero con originalidad, y que se despidió a su pesar. Esperamos que este trovador contemporáneo, como le gusta ser nombrado, no tarde en volver porque ya se le echa de menos. // Miguel Amorós

Nota: Gracias a Nadège por su enorme ayuda para este artículo.