Lenine

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Espacio Movistar, Barcelona

22 de febrero de 2007

“Esperamos que este trovador contemporáneo, como le gusta ser nombrado, no tarde en volver, porque ya se le echa de menos”. Así acababa nuestra reseña del concierto que este gran y polifacético artista brasileño hizo el 10 de julio de 2007 en el Teatre Grec de Barcelona. Y parece que nos ha hecho caso. Siete meses después ha vuelto para encantarnos con su original fusión de rock, pop, MPB y ritmos afro brasileños. De verdad que poco que añadir a todo lo bueno que dijimos de su anterior visita, se repitió el público entregado en su mayoría brasileño y un Lenine seducido y alentado por esa respuesta. En esta ocasión los más de mil asistentes no “padecimos” los obligados asientos del Grec y pudimos bailar esas canciones repletas de buen groove. A diferencia de la vez anterior, llegó en formato trío, y eso le llevó por un trazo más dinámico y menos pausado, aunque de todo hubo. Sus cómplices fueron sus incondicionales Jr. Tolstoi a las guitarras, Guila al bajo y Pantico Rocha a la batería, cada uno grande en su instrumento y se nota que llevan mucho tiempo juntos, una simple mirada sirve para subir o bajar la cadencia según el momento. El repertorio, una veintena de canciones, fue un repaso de toda su discografía. Na Pressão y O Dia Em Que Faremos Contato fueron sus discos más visitados, cinco temas de cada. También Olho De Peixe y el Acústico MTV aportaron parte del repertorio, tres cada uno. Y Falange Canibal e InCité solo se visitaron en una ocasión. Pero fuera cual fuera el repertorio, la magia escénica de Lenine cautiva por si sola, esa forma natural y sencilla de moverse es una marca de su gran carisma.

Una vez acabado el show y tras el consiguiente bis que acabó con la locura de Alzira e a Torre, esa rítmica canción dedicada a todos los locos cuerdos del mundo, el público no le dejó marcharse y tuvo que volver para marcarse Miedo, esa canción que hizo a medias con Pedro Guerra. De nuevo fue un show brillante, enérgico y vibrante y visto el éxito de cada una de sus visitas y que ya es una de las grandes figuras del Brasil contemporáneo, aún no nos explicamos su poca repercusión discográfica, y que además algunos de sus discos ni siquiera están editados aquí. El consuelo es que por lo menos nos visita asiduamente. // Miguel Amorós