Le croupier: Dinamita La Sarsuela
Le Croupier: Dinamita La Sarsuela
El Molino 5 de noviembre de 2016
Dinamita La Sarsuela, el nuevo espectáculo de Le croupier es un castigo. No el espectáculo en sí, por supuesto, si no su génesis. Todo viene de una sentencia judicial en la que, para evitar una fuerte multa que les sería imposible pagar, se les impone la obligación de presentar un espectáculo dedicado a la sarsuela catalana, para reparar los daños morales y psicológicos causado por su anterior trabajo, Esperanza Dinamita, donde se inventaron el personaje de una supuesta vedette del Paral·lel de Barcelona, lo cual causó los susodichos daños a, entre otros, la Asociación de Vedetes Internacionales (AVI) que pusieron la denuncia y ganaron el pleito.
Con esta premisa nació la nueva producción que Le Croupier estrenaba en Barcelona, en El Molino. Para ello estuvieron investigando en el archivo histórico de la Sgae, donde encontraron, cientos y cientos de composiciones, de zarzuelas catalanas, algunas incluso inéditas, como nos explicaba el creador del mismo, Carles Cors, un trabajo apasionante, nos decía, pero lleno de dificultades, especialmente al tener que escoger solo once temas de entre todos los vistos.
Como ocurría ya en Esperanza Dinamita, los espectadores al entrar en la sala se encontraban con Merche Mar, una de las figuras míticas de El Molino que los acogía y los acompañaba a sus asientos. Y también con Oriol Genís, en su papel de Dorita Falcó supuesta presidenta de la AVI, que se iba presentando a los espectadores, según se acomodaban, explicando algunos detalles de su vida.
Ya en escena, tras una divertida presentación del espectáculo a cargo de su directora, Mont Plans, empezaba éste con el relato de las circunstancias, antes explicadas, de porqué se hacía el espectáculo. Y comenzaba el mismo. Se iban alternando las canciones con un serie de videos en los que, como si de un programa de investigación periodística se tratara, iban apareciendo entrevistados que comentaban los hechos. Así desde el Conseller de Cultura, Santi Vila; hasta el periodista Jordi Évole ―en uno de los instantes más divertidos de la filmación, cuando se le recrimina que él también hizo un falso vídeo sobre el 23 F―; pasando por Xavier Albertí, director del Teatre Nacional de Catalunya; Jordi Basté, como uno de los más beligerantes; entre otros muchos; con la presentación ―no podía ser de otra manera―, de la periodista Gloria Serra, la cara visible de Equipo de Investigación de La Sexta.
Se alternaban los vídeos, como he comentado, con las canciones que, como nos decía el propio Carles Cors, son la base del espectáculo. De hecho, nos comentaba, que en realidad se trataba de un concierto al que le habían querido dar una estructura dramática, pero que se nos antoja que, de hecho, se ha convertido gracias a ello, en una verdadera representación teatral. Y es el propio Carles Cors, como actor y cantante, junto a Aina Sánchez ―la descendiente de Esperanza Dinamita causante de todo el revuelo, que figura que aún conserva algunos tics de su anterior papel― que demuestra, como ya lo hiciera en su rol de falsa vedette, su habilidad cantando y su gran presencia en escena; los que llevan el peso del espectáculo, apoyados en el grupo musical, en directo, que dirigía Toni Huertas. Temas de La Paula te unes mitges [La Paula tiene unas medias] con música de Enric Morera, pasando por otras composiciones de la época para acabar con La Santa Espina, con una incursión final de la vedette Dorita Falcó, que poco a poco se iba introduciendo en la obra, pasando de vigilante del cumplimiento de la sentencia, a colaboradora incondicional.
Un juego, el que nos proponen Le Croupier, que les ha servido para recuperar una de los géneros injustamente olvidados que nació en Europa en la era de la Revolución Industrial y que en nuestro país adoptó el nombre de Sarsuela o Zarzuela ―opereta o music hall serían otros de los nombres adoptados fuera de aquí―; una ópera para pobres, como se la denominó muchas veces, que triunfaba en Barcelona, en el entonces bullicioso Paral·lel y que ellos, bajo la dirección de Mont Plans, nos acercan con su estilo directo, divertido, lleno de ironía, con toques cabareteros, como un recital dramatizado del que, y lo dice el propio Jordi Évole, no nos podemos creer todo al pie de la letra. + Info | Relacionados | Texto: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO