L’ Home romancer

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Tradicionarius
CAT, Barcelona, 22 de enero de 2016

L’home romancer es el último proyecto ―¿realmente es el último?― en el que está liado Pep Gimeno “Botifarra”, en este caso junto a Hilari Alonso, Xavier de Bétera y Naiet Cirerer. Acaban de publicarlo en disco y, dentro del Festival Tradicionarius, la otra noche lo presentaban en Barcelona en una sala absolutamente repleta.

Dos ciegos y sus respectivos lazarillos se presentaban en el centro del escenario, acompañados por cinco músicos, Nestor Mont, a las guitarras, Enric Calabuig a los teclados, Pere Ródenas al bajo y las guitarras, Alvar Calabuig a la batería y Paco Lucas ejerciendo de maestro de laudes y bandurrias, para cantarnos los romances que, como es tradicional, se habían cantado por aquellos desde siempre en calles y plazas para gozo y conocimiento de las personas.

Con un Pep Gimeno “Botifarra” dominador de la situación, y un Naiet Cirerer pletórico, absolutamente metidos ambos en sus papeles de ciego, llevaban, en teoría, el peso de las canciones, aunque las intervenciones de sus respectivos lazarillos, Hilari Alonso, aportando la nota más canalla del grupo, y Xavier de Bétera, teóricamente el más serio y tradicional de todos, a pesar de su juventud, no se quedaban cortas. Iban desgranando los temas del disco, todos ellos precedidos, como no, por los comentarios de los cantantes, algunos de ellos absolutamente imprescindibles, llenos de ese humor socarrón que ellos tan bien practican.yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - L' Home romancer

Temas nuevos y con letras ligadas a la más rabiosa actualidad, como Arriba el Facebook, que critica la dependencia que existe de las nuevas tecnologías; o Quan jo era chicotet, hablando de aquella infancia que transcurría en épocas de dictadura; se contraponían a otros tradicionales como Coses de Sant Antoni, sobre el santo a quien todos tienen miedo a pedirle milagros, por lo que pueda pasar; o L’estudiant de lletra, que nosotros conocíamos como La Cileta, en la que un estudiante se disfraza de monja para beneficiarse de su, hasta entonces, arisca novia, convenciéndola en una noche de las ventajas del relajo.

También las había monotemáticas, como el Romanç a la cassalla, dedicado a tan noble licor, según decían ellos; La cançò de Pasqua: Ximo Torero, que explica las complicaciones de una pareja al hacer una merienda en el campo, en la que los ingredientes eran, principalmente, una sobrasada y dos panes redondos que aportaba ella, y una longaniza y dos huevos, que traía Ximo Torero, y que, al parecer, unos meses después, le sentaron mal a su novia; o la Havanerta de la Tia Alberta que habla gozos y vino.

También entonaron canciones tristes y melancólicas como A la plaça nova, que nos habla de la muerte repentina de la novia de Riera y su dolor; o la tristísima El clot de la grava, que explica cómo el Rey moro da muerte a su hija para apartarla de su amado.

De esa forma, entre melodías, risas, y algunos momentos más serios, los cuatro cantantes, con sus músicos, iban desgranando sus romances salpicados de anécdotas, chascarrillos y puyas, tanto entre ellos, como hacia todo su entorno, que ellos ampliaban convenientemente. Las canciones y las bromas se iban sucediendo en una noche, la que nos proporcionó el Festival Tradicionarius, llena de diversión, con la gran suerte de poder ver en escena, y a la vez, a alguno de los cantantes de música popular más carismáticos del País Valencià que, a pesar de la juventud del proyecto que presentaban ―se vio por primera vez en Xàtiva en octubre de 2016―, no defraudaron a nadie. +Info | RelacionadosTexto y Fotos: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO