King Crimson
King Crimson
”Level Five” / “Happy with what you have to be happy with”
Robert Fripp / dgmlive.com 2008
A estas alturas de la partida musical, King Crimson no merece presentaciones… Su larga trayectoria musical, sus numerosos cambios de formación y su especial contribución a la música con la exploración de los ritmos progresivos, dando una nueva dimensión a la música occidental, lo sitúan en un lugar de referencia.
Hoy en día, tanto el grupo, como su principal alma, Robert Fripp, son un ejemplo a seguir para numerosos grupos y para los estudiosos de la evolución musical. Afortunadamente, Robert Fripp, metido en otros berenjenales, continúa aportándonos la revisión de sus obras, dotándolas de un sonido espectacular, unas presentaciones dignas y un precio asequible, a través de su web. Además, justamente ahora se cumplen 40 años del nacimiento de la banda, ya disuelta, y aunque se espera algún concierto de aniversario en los Estados Unidos, este es el único alimento que pueden ir saboreando los fans de la formación. Así que tanto los viejos, como los nuevos seguidores están de enhorabuena para seguir la incógnita del devenir de una formación ya de culto, que nos aporta pequeños bombones…
Level Five (2001) fue publicado como CD de venta exclusiva en los conciertos de la formación. El álbum de 45 minutos se grabó en directo y contiene tres instrumentales largos que nunca antes se habían grabado, Dangerous curves, Level Five y Virtuous Circle, junto a The ConstruKtion of Light, Deception of the Thrust y otro tema oculto que no aparece en el libreto del álbum. La nueva edición es de diciembre del año pasado y forma parte de la labor de reedición y mejora de los trabajos publicados por King Crimson, que Robert Fripp parece querer poner en su justo lugar.
Con buen sonido y con cierta falta de información en el disco, salvando los créditos del trabajo, más vale dirigirse a la web para encontrar algún dato más concreto, o aún mejor, olvidarse de todo y de todos, y sumergirse en el fondo musical que nos propone la banda.
El trabajo con letras de Adrian Belew, se acompaña también de Trey Gunn a las guitarras, Pat Mastelotto a la batería y Fripp dirigiéndolo todo desde sus seis cuerdas. El álbum es capaz de retransmitirnos perfectamente la sensación del espacio secular de un escenario, trasladándonos a un momento temporal difícil de repetir.
Dangerous Curves comienza de manera cautelosa y ascendente hasta convertirse en un conglomerado de sonidos imposibles, de lejanas galaxias y de un universo mental sonoro inclasificable. El disco ofrece guitarras distorsionadas, percusiones contundentes y cierto minimalismo elástico que se decora con fragmentos casi atonales, creando un paisaje denso cuya atmósfera pesa. Para algunos este sonido responderá a un tiempo ya pasado, pero es que justo en aquel tiempo, era futuro. Y hoy, o mañana, estas composiciones siguen siendo futuro, quizás porque Fripp ha viajado más allá de las fronteras musicales que un grupo persigue.
Por otra parte, Happy with what you have to be happy with es un mini LP que surgió en 2002 para calmar la sed crimsoniana a la espera del completo y último, hasta la fecha, The power of believe (2003). Recordemos también que esta última obra cambió su nombre de publicación e inicialmente debería haberse llamado Nuovo Metal, por lo que podemos intuir alguna traza conceptual. El concepto de publicar un trabajo previo al disco esperado ya se había realizado anteriormente con la edición de VROOOM justo antes del definitivo ThraK.
El disco discurre entre momentos de sensibilidad instrumental con otros en que la fuerza de la banda se hace más que evidente, y en donde se juega con las voces de Adrian Belew, la contundencia rítmica del batería Pat Mastelotto y los momentos de serenidad espacial que aporta la visionaria mente de Fripp.
En Happy… Belew muestra sus diferentes registros creando una letra reiterada y saltarina junto a un maremagno de guitarras distorsionadas y ritmos entrecortados. En Eyes wide open, en versión acústica, la partitura parece querer ser la antagónica banda sonora de la última película de Stanley Kubrick, siendo el tema más tranquilo, o que comporta una audición más reposada En el resto, el sonido Crimson se superpone pieza a pieza generando interés y apuntando ángulos familiares que podrían convertirse en clásicos.
Los poseedores de The Power to Believe también pueden echarle una ojeada auditiva y comparar que adelantó Crimson con este trabajo y que dejó para la sorpresa final. Tal vez, entre uno y otro vuelva a sentir esas experiencias mágicas e inestables que Fripp/Crimson consiguió ofrecernos hasta 2003. El futuro no está escrito, pero pocos auguran alguna nueva obra de la banda, así que habrá que conformarse con estas reediciones que aportan una curiosa ilusión.www.king-crimson.com // Antonio Álvarez