Kiko Veneno & Martin Buscaglia
Barnasants
L’Auditori, Barcelona. 26 de febrero de 2015
Siendo el Barnasants el festival internacional de cantautores por excelencia, se rebelaba como el lugar ideal en Barcelona para presentar está propuesta de colaboración transoceánica.
Según cuentan, Kiko y Martín se conocieron hace cuatro años gracias a Jorge Drexler, que actuó de intermediario. Todo por el deseo de Kiko de grabar un disco en América y con la idea de mezclar sus ideas de composición con las del uruguayo, nada de “lo típico mío, con lo típico tuyo”, sino un producto nuevo interpersonal. Con esa idea grabaron un disco, El Pimiento Indomable, hace ahora ya un par de años. A pesar de que aquí se retrasó su edición y que el disco ya lo habían presentado en Argentina y Uruguay en 2013, era el momento y la ocasión de hacerlo aquí y en una amplia gira que empezó en Barcelona y pasará en los próximos días por Málaga, Sevilla, Murcia, Granada, Cádiz, Bilbao, Madrid y Zaragoza.
Quizás el público que fue a ver el concierto no conocía en profundidad ese disco del dúo, y posiblemente, los más, acudieron por ver a Kiko, y otros, los menos, por Martín, pero todos acabaron subyugados a la “libertad creativa” de estas dos almas sin igual. Además su propuesta fue “a pelo”, porque en el escenario solo estaban ellos dos, eso sí, el multiinstrumentista uruguayo con sus guitarras, bajo, cavaquinho (¿o era un ukelele?) y una buena maquina de loops, mientras que Kiko llevaba sus guitarras y un “curioso” set de percusión que incluía hasta un servilletero de bar.
“Los discos están muy bien, pero el escenario es el territorio de la vida real y es allí donde los temas cobran vida” había dicho Buscaglia, y fue cierto porque cada una de sus canciones se hizo viva allí gracias a la magia de estos “cantautores”. Fieles a ese “universo propio” empezaron el concierto con una versión, nada más y nada menos que el Vagabundo que cantaran el trío Los Panchos. La cantaron con un fondo de bucles sonoros que Buscaglia fue grabando poco a poco, mientras ellos tocaban guitarras y cantaban. Tras ese sorprendente inicio se presentaron al público diciendo: “Buenas noches, somos el pimiento indomable, porque el pimiento es de las pocas verduras que pese a los transgénicos, no cambia su sabor, es indomable, así somos nosotros”. Sonó después la bonita Cuando, con Buscaglia al cavaquinho. A continuación iban a empezar otro tema, pero a última hora decidieron cambiarlo. Y es que estos dos tipos son ante todo alegres, locuaces y no temen el riesgo. Siguieron entonces con la rumba-milonga de Sagrado Salado y después ese pegadizo funk de Don Perogrullo, donde de nuevo Buscaglia grabó loops de voces, guitarra, bajo y se lo pasó en grande hasta bailando.
Se fue entonces Kiko, y Martín mostró sus dotes de excelente comunicador porque contó la maravillosa historia tras la canción Nadador Salvador, pero no la tocó, sino que hizo Todos Somos Raros a ritmo de candombe. Volvió Kiko e hicieron la tranquila y “abolerada” Dos Locos con un casiotone marcando el ritmo. Y llegó el momento de implicar al público y fue con uno de los temas más extraños de su disco, Necesito Todo Tu Amor, que en el disco cantan junto a la hija de Buscaglia. Cayó después la rítmica Pescaito Enroscao. Se fue Martín, y dejó solo a Kiko que no recuperó ninguno de sus éxitos, sino que hizo un tema de ambos, un curioso calypso, que no salió en el disco y de título Cabelluda. Volvió Buscaglia y se enzarzaron con La Reina de Placer que sonó un poco embarullada a causa del alto volumen de los loops de voces, pero todo se recuperó con esa joya que es Nadador Salvador, que sin duda tiene la magia de las canciones de Kiko, esas que cuentan la historia de un personaje (ficticio o no) y que sonó preciosa. Lo mismo que la siguiente versión que hicieron, el Look At Me de John Lennon, al cual los dos seguro veneran. Y la empalmaron con el tema central de su disco, la fascinador América es más grande.
Ya se intuía el final y fue con Oye Paco, que con una base grabada de cumbia y con mucho más ritmo que en el disco, casi hizo levantar al público de sus asientos. El propio Kiko definió su estilo como “Tropicalismo caníbal vegetariano”. Se despidieron, pero volvieron para hacer justo el tema que cierra su disco, el espiritual Año Nuevo.
Quizás se notó que era su primer concierto, pero estos dos creativos no se ponen limites de estilo y siempre buscan esa frescura y naturalidad en sus proyectos, que puede hacerles parecer caóticos, pero a la vez inigualables. Nos encantaría ver el último concierto de está gira para ver como ha ido evolucionando este primer espectáculo. Además seguro que estos conciertos servirán para que Buscaglia sea a partir de ahora más conocido y valorado, y se lo merece. +Info | Relacionados | Miguel Amorós.