Kiko Veneno
Kiko Veneno
Sala Apolo, Barcelona. 20 de octubre de 2012
“Ya he comido en La Boquería, he visto a Wilco en el Liceo y probado buses y metros de la ciudad. Habrá que ir pensando en afilar las guitarras… Nos vemos este sábado.”
Y vaya si las afiló. Él, el correoso Charlie Cepeda y el bueno de Raúl Rodríguez también, que junto a su fiel y cómplice banda, acompañaron al de Figueres en uno de sus conciertos más memorables que le recordamos (y son unos cuantos).
Ese mensaje certero con que hemos abierto está crónica, fue uno de los que Kiko dejó en su facebook unos días antes de su concierto en el Apolo para celebrar los veinte años de edición del Échate un Cantecito. No sabemos si Kiko echó de menos a alguien en este concierto, ya que si no se agotaron las entradas, sería por poco, porque aquello fue un hervidero. De todas maneras, a partir de ahora le esperan una cuantas fechas más, así que seguro que podréis disfrutarlo de nuevo en otras ciudades.
Nada más entrar en la sala echamos un vistazo, y una foto, a la lista de canciones que el técnico de sonido tenía pegada en su mesa de mezclas, e incluso antes habíamos visto la lista que Kiko subió al facebook diciendo que iba a tocar, pero ni por esas. Kiko, cuando se sumerge en sus directos, sigue respondiendo a sus instintos y cambia el orden o el listado según lo siente. Aunque lo que sí hizo fue no dejarse ni una de las canciones del disco prometido, que como debéis saber se ha reeditado a todo lujo con un libreto de cien paginas, dos cd’s y un dvd. Pero volviendo al directo, diremos que empezó con un Kiko en solitario y visiblemente emocionado por el recibimiento del público. Anunció que había venido para echarse unos cantecitos y lo hizo con La Catástrofe Mayor, un tema de su primer disco en solitario, Seré Mecánico Por Ti del 1981. Después siguió con la emotiva La Casa Cuartel y acto seguido salió la banda para descargar al completo el Échate un Cantecito. Una banda que es la que le lleva acompañando desde hace años y que demostró un engrase que ni los coches de Formula 1. Kiko en medio, Charlie con eléctrica, acústica o española a su derecha, Raúl con guitarra española o tres cubano a su izquierda, y atrás, Juan Ramón Caramés al bajo, Jimmy Glez a la batería y Anabel Pérez y Ana Gallardo a los teclados, percusiones y coros. Vamos, para mi, La Banda del Retumbe estelar de Kiko.
Como decíamos fueron cayendo uno a uno todos los temas del disco, tan solo con un cambio de orden respecto al original (que deberéis descubrir): Lobo López, Echo de Menos, El Mensajero, Superheroes De Barrio, Me Siento En La Cama, Fuego, Salta La Rana, Joselito, Reír Y Llorar, para acabar con el tremendo En Un Mercedes Blanco. Y aquello fue una fiesta. Kiko dejaba que el público cantara las canciones y era como un karaoke repleto de caras felices. Eso es lo que tiene ser un compositor de canciones populares, que esos cantes traspasan la barrera del sentimiento y hacen que cada uno de los que te está viendo, reviva todos los buenos momentos que lleva conectado a esas imperecederas canciones.
Al igual que hace su bienamado Dylan, Kiko también hace reversiones de sus canciones, aunque las suyas no son como las del de Minnesota que las convierte en irreconocibles, las de Kiko ganan en arreglos y sobre todo en fuerza con esos arrolladores diálogos entre las guitarras de Charlie y Raúl o por el apoyo de todos en las voces.
Después de En Un Mercedes Blanco, Kiko anunció un pequeño descanso de quince minutos para reponer fuerzas y seguir la celebración.
La vuelta la hizo con un precioso nuevo tema que estrenó allí, Namasté se llama. Tras él Campeones De La Suerte, el tremendo Memphis Blues, Traspaso, Respeto, y aquí hay que decir que el público empezó a gritar con gran cariño: Kiko President (si fuera así, seguro que mejor nos irían las cosas), la africana Dice la Gente, la historia de amor de Romeo y Julieta (dijo Kiko), o sea Veneno, la vital Coge La Guitarra, para acabar con la eléctrica Satisfacción. Final y bis con todo el Apolo cantando el mítico Volando Voy.
Difícil describir el disfrute personal y colectivo de todo el público después de más de dos horas de concierto, todos con la sensación de haber vivido algo único. Hasta el propio Kiko, con el que tuvimos la suerte de echar unas palabras, nos dijo que es la única asignatura pendiente que le queda, grabar un disco en directo y que justo ahora es cuando mejor ve a la banda para poder hacerlo, “aunque hay que practicar primero con el público, porque ellos cantan la canción como el disco y ahora son diferentes”. Una pena que no fuera este concierto el elegido, porque fue impecable.
Para los que quieran seguirle la pista, se anuncian dos discos, uno a medias con el uruguayo Martín Buscaglia de título El Pimiento Indomable y otro a su nombre, La Sensación Térmica, con la producción del catalán Raúl Refree.
Mucho Kiko, mucho Kiko es. www.kikoveneno.net | Relacionados | Miguel Amorós | Fotos: Hara Amorós