Kareyce Fotso
Kareyce Fotso
«Mokte» Contre-Jour, 2014
Pese a su ascendencia bamiliké, una etnia cuya faceta emprendedora les hace detentar las esferas comerciales del país, esta nativa de Yaoundé, la capital política de Camerún, ha realizado un peculiar ejercicio en el que es su tercer álbum de estudio. Como si se convirtiera en una profesora de filología de facultad universitaria pretende romper las barreras raciales propias del barrio tan mestizo en el que creció, Mvog-Ada. De manera que intenta destruir los prejuicios a base de entonar canciones en ocho lenguas nacionales camerunesas distintas. Como signo de identidad Fotso centra su foco de atención en su guitarra acústica, con una voz tan dulce como la de la beninesa Angelique Kidjo. Aunque eso si, se parapeta tras los arreglos de una lista interminable de músicos, que se hacen cargo del contrabajo, las guitarras, la percusión y los coros. Sería tarea imposible enumerar a todos los invitados a esta fondué musical. En los apacibles meandros que teje con sus cuerdas vocales y de nylon nos habla del handicap del amor en tiempos difíciles de precariedad (Te wa vouan ne ma); de esas sacrificadas mujeres que dejan a su marido y sus hijos en la ciudad para ir a trabajar lejos del hogar (Ndolo, comment ça va?); de la costumbre Bandjoun en la que un hijo no lleva necesariamente el nombre de su progenitor sino de otro familiar (Azany); la importancia de creer en lo que haces y en ti mismo (Believe); de acabar con el odio y la división que provoca el racismo entre tribus diferentes (Kak pou tseu); de las contradicciones del difícil arte de vivir con sus tempestades y remansos (Kowadi); de la libertad de elección a la hora de escoger cónyuge para el matrimonio, en lo que es una continuación de Lomdieu, una canción de su disco anterior (Mon mari); de la mala suerte de un chaval inteligente que ve como sus compañeros de colegio, menos agraciados intelectualmente que él, tienen mejor sino en la vida (Tiwassa); de buscar la paja en el ojo ajeno y no en el propio (Youmbata); de la fé y la esperanza en Dios (Ke wouaga); o del espejismo de muchas mujeres africanas que ven sueños de leche y miel en Europa y se encuentran con una realidad tan diferente como dura (Aya). Kareyce Fotso es una trovadora de las de antes, que armada con tan solo una guitarra, y como ya lo hicieran en su día Georges Moustaki, George Brassens, o tantos otros francotiradores del verso comprometido, tiene entre ceja y ceja el objetivo de remover conciencias con algo tan noble como la música. + info l Relacionados l Miguel Ángel Sánchez Gárate